Las Vegas, Nevada: lugar de perdición, chicas buena onda, magia, ilusiones y espejismos; un oasis fundado hace cientos de años por el heróico Antonio Armijo y un grupo de exploradores mexicanos que intentaban acortar el camino a Los Ángeles.

The Killers es justo la banda que se presenta como la descendencia del aventurero Don Armijo, robando corazones, inspirando gritos de euforia, conquistando estadios y sí… apostando en el Bellagio y en el MGM de vez en vez. En esta ocasión, los románticos de Nevada le bajan a las luces neón y a las imitaciones a Duran Duran y presentan Battle Born, un disco lleno de narraciones del corazón, solos de guitarra y sintetizadores que –en pocas palabras- suenan al primer disco de The Killers… y al segundo… y un poco al tercero.

Lo que pasa en las Vegas, se queda en Las Vegas. No lo podemos negar, este disco tiene grandes emulaciones del rock ochentero (espectacular, súper producido y planeado). El problema es que, a diferencia de los últimos discos de Mr. Flowers y sus matones, Battle Born se siente un poco vacío, sin gritos desesperados à la “Bling (Confession of a King)”, sin el carisma de “Mr. Brightside” y sí con muchas melodías  como las de “Spaceman” y tragicomedias del estilo de “A Dustland Fairytale”, el par de singles menos afortunado de esta máquina de hits conocida como The Killers.

En esta ocasión, las joyas del álbum se presentan bajo los nombres de “Runaways”, “The Rising Tide” y “Miss Atomic Bomb”. The Killers ya lo logró, no hay nada que perder. Battle Born llega únicamente para incrementar el número de himnos en los conciertos de la banda, es inevitable pensar en las miles y miles de gargantas que se desgarrarán con los nuevos hits del cuarteto de Las Vegas, pero también es inevitable pensar que el último disco de los Killers presenta una copia (moderna y casi al carbón) del concepto ochentero de Bruce Springsteen y créanme, no hay razón para comparar el trabajo y la obra de “El Jefe” con The Killers.

Lo que pasa en Battle Born, se queda en Battle Born. Bello a momentos, meloso, dramático, aburrido y cursi. El cuarto disco de Flowers, Keuning, Vannucci y Stoermer no defraudará a los fans… pero llega para confirmarnos, a nosotros los mortales, que The Killers no pasa de ser un guilty pleasure… un épico guilty pleasure. Estoy seguro de que en algún lugar del universo, el iPod de Don Armijo suena con lo nuevo de Band of Horses, no con Battle Born.

Homero       homero@sopitas.com

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