Durante mucho tiempo fui un escéptico de los relojes inteligente, y tal vez mi mayor error en ese entonces era dejar que el prejuicio emitiera una opinión. Y es que ¿quién diablos necesita un reloj inteligente, cuando uno puede ver la hora en el teléfono, en la televisión, en la computadora, en el estéreo del coche y casi en cualquier otro lugar? Hasta hace algunos años, los smartwatches no eran más que un accesorio más para los teléfonos, así que lo acepto: un día también juré que nunca sería de esos “inteligentes” que se comprarían un reloj inteligente, para hablar por teléfono “inteligente”.
Hasta que un día decidí comenzar a hacer ejercicio (sé lo que están pensando en estos momentos) y en realidad, hacer ejercicio parece cosa fácil, sobre todo al principio pero conforme pasan los días, las semanas y los meses, te das cuenta de que no sólo necesitas disciplina y constancia, también parámetros que te permitan visualizar tu progreso.
En aquellos años, alguien me recomendó comprar un monitor cardiaco pero la banda en el pecho es poco práctica. Después, intenté con alguna de esas pulseras que te miden los pasos y las calorías. Una parte de mi problema había sido resuelta en el día a día, pero no así cuando se trataba de hacer un balance semanal o mensual para medir “las cargas de trabajo”. La siguiente recomendación que alguien me hizo fue “cómprate un reloj deportivo”, pero vamos, al ver los precios de algunos de estos relojes tampoco es que fuera Mo Farrah y necesitara del super reloj deportivo. Así que tras varios meses de pruebas dudas y consultas llegué al Apple Watch, un reloj que se ajustaba perfectamente a mis necesidades, pues no sólo medía las rutinas de ejercicio, sino que se complementaba perfectamente con las notificaciones de mi trabajo: correos importantes, las clásicas alertas de los goles y partidos de mi Arsenal, (sin tener que sacar el teléfono frente a otras personas en juntas importantes) y la personalización mediante carátulas y correas intercambiables (si, ya sé, suena a una nimiedad pero créanme que es una divertida nimiedad).
Sin embargo, lo que hizo que me enamorara por completo de este reloj es el sistema con el que en general mide toda tu actividad física, impulsándote y recompensándote diariamente por alcanzar tus propias metas con los círculos de actividad, calorías y movimiento. Un día a la vez. Por simple que parezca, tal vez ese sea el mayor acierto del Apple Watch, pues cuando uno comienza a hacer ejercicio suele hacerlo con metas exageradas o, en su defecto, comparándose constantemente con otras personas que están mucho más avanzadas. Pero, al final, hacer ejercicio (el que sea) sólo es una manera de encontrarnos y confrontarnos con nosotros mismos diariamente, por lo que los círculos se convierten en un reto constante y, sobre todo, adictivo.
Han transcurrido algunos años desde que el Apple Watch llegó a mi vida y no miento en lo más mínimo cuando les digo que, precisamente, lo que más me emocionó de la reciente presentación que tuvo Apple fue la llegada del Apple Watch 3 y, sobre todo, la presentación oficial del WatchOS 4. El trabajo, no ha sido fácil pero tras verlo en acción, podría afirmar que ¡Apple escuchó nuestras súplicas!
El nuevo sistema operativo no sólo ayuda a que el usuario tenga un mayor control en el monitoreo de de sus actividades, también ha permitido que diversos desarrolladores adopten la plataforma para crear más de 7 mil aplicaciones que enriquecen la experiencia y justifican el hecho de tener un reloj inteligente: mayor conectividad con otros dispositivos y mejor tiempo de respuesta.
Adiós a los días de frustración en donde llegas al gimnasio, sudas la gota gorda y al final te das cuentas que olvidaste apretar el botón de “start” en tu reloj, pues a través de Gym Connect, el WatchOS 4 permitirá que tu reloj se comunique con diversos aparatos del gimnasio (bicicletas, caminadoras, etc) desplegando y actualizando toda la información que necesitas sobre tu rendimiento. También podrá medir tu desempeño en natación, yoga, sesiones de ejercicios funcionales como crossfit o intervalos de alta intensidad; incluso, medir la potencia de tu saque en raquetas de tenis o tu estabilidad en tablas de surf.
Aunado a un GPS que funciona aún y cuando tu teléfono se haya quedado sin batería, un botón de emergencia para pedir ayuda en caso de que lo necesites, la posibilidad de transferir tus playlists favoritas para escuchar música sin necesidad de llevar cualquier otro dispositivo en el momento, la integración con Siri y por supuesto, la posibilidad de llevar un control diario, semanal y mensual de tus ritmos cardiacos, ciclos de sueño o ingesta calórica, hacen que el Apple Watch sea mucho más que un reloj inteligente.
Y sí, muchos aún creen que la medición de estos dispositivos no es tan precisa y están en un error. Hace apenas unos cuantos meses, un estudio comprobó que el Apple Watch es 97% preciso al detectar las irregularidades más comunes del ritmo cardiaco y por si fuera poco, el desarrollo del nuevo sistema contempla nuevas mediciones, sobre altimetría, esfuerzo y otros conceptos que te permitirán tener un mejor panorama de tu salud y actividad física. O qué, ¿soy el único nerd que se la pasa juntando logros?
Por último, no podemos ignorar el papel que ha jugado un simple dispositivo como el Apple Watch para el tratamiento de enfermedades cardiacas, siendo parte del mayor estudio hecho a nivel mundial sobre problemas del corazón. Y cuando un dispositivo, que muchos vemos como un simple reloj, llega a convertirse en un importante instrumento para detectar, monitorear y ayudar en el tratamiento de enfermedades para mejorar la calidad de vida de miles de personas alrededor del mundo, entonces vemos que eso es progreso.
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El WatchOS4 estará disponible a partir del primer minuto de este martes 19 de septiembre y créanme que las bondades que ofrece, son la razón perfecta por la que tal vez, necesitas un reloj inteligente.