A propósito del lanzamiento de Assassin’s Creed: The Rebel Collection, en PUSH THE BUTTON invitamos nuevamente al Doctor en Arte Romano Ponce-Díaz a que nos hablara sobre esta compilación de juegos y todo lo que encierran, por supuesto que nos voló la cabeza con sus conclusiones de comercialización de la Historia y seguro a ustedes también les encantará este texto. Ya lo saben, saquen el vino y quesitos porque es hora de un texto FINO.


El mar siempre ha sido una gran zona liminar, una encrucijada infinita y el autor Michel Foucault le llamaba “el lugar de los mil caminos”, para nuestros antepasados era la materialización total del misterio, el mito y la eterna posibilidad de la aventura y la fortuna. Esa visión del mar como el territorio de los miles de caminos hacía el misterio, aventura y descubrimiento individual es el motivo central de Assassin’s Creed: The Rebel Collection y temáticamente –siguiendo los senderos trazados por las entregas anteriores- se trata sobre la modificación del recuerdo, el revisionismo histórico, y ahora a partir de Assassin’s Creed IV: Black Flag: la explotación comercial de la historia.

Assassins’s Creed (como saga) se puede dividir en tres bloques entrecruzados: “El relato de Desmond Miles” el cual comprende desde Assassin’s Creed [A partir de ahora AC], ACII, AC Brotherhood, AC Revelations y ACIII; luego tenemos AC Liberation que sirve de puente a la segunda etapa a la que podemos denominar como “La saga de Abstergo” la cual comprende los juegos AC IV: Black Flag, AC: Rogue –y sus correspondientes DLC aparecidos en Assassin’s Creed: The Rebel Collection-, y una tercera etapa del “Conocimiento perdido” que se integra por AC: Origins y AC: Odyssey; deliberadamente omito otros títulos considerados spin off pero que sin mucha dificultad se pueden colocar en estos tres bloques.

Una de las formas más evidente para abordar a la saga Assassin’s Creed sería a partir de su contenido histórico, pero al recorrer nuevamente AC IV y AC Rogue en The Rebel Collection para Switch, tuvo resonancia en mi percibir que los tres bloques mencionados comparten el mismo tema: la condición de la verdad.

Una de las cosas por las que más se ha alabado a la saga es por la reconstrucción de momentos, lugares y situaciones históricas, pero eso no deja de ser una experiencia curada y dirigida por Ubisoft, es decir, nosotros recorremos los espacios, vivimos los relatos y nos ubicamos en el tiempo en que los desarrolladores consideraron conveniente que recorriéramos, viviéramos y colocáramos nuestra mirada.

Utilizando las palabras de Abstergo: La historia es nuestro parque de diversiones, y uno de los puntos más interesantes de Assassin’s Creed: The Rebel Collection es que dentro de su narrativa se aborda de una forma totalmente consciente esa faceta: Abstergo/Ubisoft están explotando comercialmente experiencias históricas manufacturadas. Abstergo está modificando el relato histórico para así poder vender su propia versión de los hechos, una versión de los hechos digerida y acondicionada para el consumo general.

¿Puede parecer aventurada e incluso grosera hacer una equiparación de Ubisoft con Abstergo? En el manual de usuario de AC IV: Black Flag podemos encontrar textualmente las siguientes líneas:

“2012: Abstergo Entertainment publica Assassin’s Creed III: Liberation en colaboración con el renombrado editor de videojuegos Ubisoft, y por primera vez el público conoce la historia de Aveline De Grand Pré, una Asesina que re-descubre la luz con ayuda de la Orden de los templarios. Ha nacido un clásico moderno.” (AE Manual de empleado, AC IV)

Lo anterior no lo menciono con la intención de plantear una teoría de la conspiración o una teoría de la estructura interna narrativa de la saga AC; fue mencionado con la intención de subrayar los valores estéticos y temáticos de AC. Como saga nos puede ayudar a plantear preguntas interesantes frente a nuestra relación con la imagen, el relato histórico y lo que muchas veces se maneja como “La verdad“.

Hay que recordar que durante “El relato de Desmond Miles”, “la verdad” como un concepto literal, era el núcleo narrativo de esas piezas audiovisuales y tal búsqueda de “la verdad” no se trataba de una mera curiosidad científica, era la búsqueda de la manipulación del sentido. ¿Estoy diciendo que Ubisoft está realizando una manipulación de nuestra percepción de la historia? Todo lo contrario, uno de los principales valores estéticos y políticos de Assassin’s Creed es que nos plantea que cuestionemos todo aquello que se presenta como verdad histórica, y que todo relato puede ser modificado y explotado comercialmente.

En todos los Assassin’s Creed existe un cuestionamiento entre la verdad y el relato histórico. Desde el primer AC se plantea una disyuntiva entre el relato histórico, el testimonio visual y la recreación en el videojuego, y en Assassin’s Creed: The Rebel Collection se expone abiertamente la manipulación del recuerdo con fines de explotación comercial. Si removemos capas de superficialidad, nos encontraremos con postulados meta-narrativos sumamente interesantes, especialmente si nos enfocamos en los pasajes situados en “la actualidad”.

Considero que las obras de arte más interesantes son aquellas que cuestionan la relación entre la obra de arte, la realidad y la imaginación. Assassin’s Creed desde su primera entrega ha sido una obra que plantea preguntas alrededor de la identidad individual, comunitaria e histórica, e intencionalmente busca que nos cuestionemos el concepto de “verdad”, sin caer en la paradoja de imponernos una respuesta imperativa.

En Assassin’s Creed se plantea a la verdad como el mar, a la verdad como una encrucijada infinita que nos puede llevar a miles de caminos, unos más altruistas que otros, y planteando como pregunta uno de los axiomas de los asesinos: ¿Si nada es verdad todo está permitido?

Siempre se ha tenido mucho aprecio por la saga Assassin’s Creed debido a sus exploraciones visuales, arquitectónicas, y en su momento fue un parteaguas en lo referente a su exposición de mundos abiertos, pero considero que no se han apreciado del todo los postulados filosóficos y políticos de la saga, de alguna forma se ama a Assasin’s Creed por los motivos equivocados.


Romano Ponce-Díaz, Doctor en Arte y Cultura por parte del DIAC del CUAAD de la Universidad de Guadalajara, Maestro en Estudios Visuales por la Facultad de Artes de la UAEMEX y prófugo reincidente del Diseño Gráfico. Ha centrado su producción en el análisis narratológico de cinematografía y videojuegos, abordando a los mismos como objetos de arte visual, generando textos que han sido publicados por la Universidad de Guanajuato, Universidad de Aguascalientes, University of Edinburgh y University of Southampton en el Reino Unido. Actualmente teoriza alrededor en cómo los medios de almacenaje digital han generado nuevos retos y riesgos en el área de preservación de objetos de arte visuales.

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