Como cada lunes aquí está Antitendencias Sonoras, el espacio dedicado a difundir aquellos proyectos musicales que debido a la estética de su música no es fácil de escuchar a través de los medios convencionales y/o listados en los carteles de los principales festivales de música que se celebran en nuestro país, pero que de una u otra forma su música llega a nuestros oídos gracias a la inmensidad e inmediatez del internet. Regularmente utilizo este espacio como un desahogo personal de los artistas que se van sumando a mi audioteca por el mero gusto de compartir, esperando alegrar aquellos oídos que siempre andan en búsqueda de música nueva -en todo el sentido de la palabra-, así como los curiosos que quizá no les agrade en su totalidad pero que tampoco se cierran ante las propuestas emergentes que están a nuestro al rededor.

Drape

Esta ocasión la nota me parece que será relativamente corta -a comparación de las anteriores- debido a que hablaré de una banda que recientemente conocí, y que por sorpresa es un tanto difícil encontrar información de ellos por varios motivos, entre ellos, principalmente, porque es un proyecto ‘relativamente’ joven y porque su nombre es eclipsado por Dråpe, una banda noruega de noise-pop  -que dicho sea de paso, están padres pero nada que ver con lo que vamos a presentar a continuación-.

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Drape es un dúo conformado por Ryan Gracey y Spencer Williams, norteamericanos que radican en Portland  y que se han encargado de componer -principalmente- en el género ambient-drone, aunque también se perciben algunos tintes estilo post-rock.

Y es que a veces, quienes no estamos totalmente familiarizados con la música ambient, creemos que todo en este género suena igual, pero cuando se le dedica la atención necesaria para encontrar los mínimos detalles que van apareciendo a lo largo de la canción, de un momento a otro caemos en cuenta que estamos en cierto estado de meditación; es allí, entonces, que debemos celebrar que la música cumplió su objetivo: alterar nuestra sensibilidad y sentimientos.

A lo que quiero llegar es que Drape, más allá de haber mencionado que son influenciados por músicos como Arvo Pärt, Zbigniew Preisner, Popol Vuh, Philip Jeck y Odd Nosdam -y que su música nos recuerda a William Basinski, Stars of the Lid o Bissonnette-, lograron encontrar un lenguaje que los caracteriza dentro de la escena. En momentos sus composiciones son un ambient puro, a lo que me refiero es que frecuencias drone nos llegan a los oídos como ondas de mar, pero posteriormente se van alterando gracias a la inclusión de diversas texturas o instrumentos como violines, pianos, guitarras, voces e infinidad de ruidos que nos cuesta saber su procedencia.

El primer lanzamiento que hicieron fue en el 2009 con su álbum Dream Words, el cual fue publicado en digital y en limitada cantidad de discos. Con este mismo lograron ser aclamados entre los adeptos al género, quienes inmediatamente percibieron que su música ya contaba con una personalidad inminente. Posteriormente, en el mismo año, hicieron una colaboración juntó al músico y artista visual Odd Nosdam, álbum que lleva el nombre de Poem To Night. En sí con estos dos lanzamientos Drape dejó en claro la madurez del proyecto, ya que es difícil poder conseguir el sonido propio en los primeros lanzamiento, no imposible, pero es mucho más común observar como una banda evoluciona tras los años y tras la publicación de su propia música.

 

 

Su siguiente publicación, la cual la hicieron en el 2012 -tres años después- la banda logró alinearse con la disquera Infraction Records, la cual se reconoce por publicar material de este estilo -y que seguramente dedicaremos en próximas notas de Antitendencias-. Con este álbum siento que glorificaron el sonido que lograron en sus primeros lanzamientos, las texturas, guitarras, violines, pianos, lo que pareciera ser instrumentos de viento y elementos electrónicos fueron encargados de un álbum mucho más robusto que sus primeros, pero se sigue percibiendo los mismo colores y manejo sublimes de intensidades.

Drape para mí fue un choque emocional, agradecí inmensamente su llegada a mis oídos y sin duda se pone en aquellas agrupaciones a las cuales vale mucho la pena seguir la pista. Si no es una banda realmente conocida y famosa, sin duda su música muestra mucha esencia y particularidad, además de talento y sentimiento… algo que a veces creo que se deja de valorar en la música meramente comercial o al menos más popular. Porque a veces critico que la música tenga que ser cuestionada o valorada a través de números, número de clicks, número de ventas, número de escuchas, número de fans… y pareciera que en sí la música queda en segundo plano.

Recomiendo seguir la página de Facebook de Drape, ya que a parte de estar al tanto a sus publicaciones -que por ahí corre el rumor de un nuevo material- también comparten el trabajo de camaradas o amigos que están en las mismas.

Comparto su última publicación que a mi parecer es una tremenda joya, disfruten. Y nuevamente, gracias por acompañar una entrega más de Antitendencias Sonoras.

 

 

T: @hreveh

 

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