Ayer, martes 28 de marzo, se dio a conocer que Diego Cruz, uno de los jóvenes acusados de violar a una menor de edad en Veracruz, consiguió un amparo contra el auto de formal prisión que le fue dictado en enero. Eso no fue lo peor. Más allá de lo que significa el fallo, las razones que dio el juez Anuar González Hemadi causaron enojo y repudio por lo inverosímiles que parecen. El periodista Carlos Puig, en su columna de hoy en Milenio, lo resume bastante bien:

Vivo en un país en el que un juez, de nombre Anuar González Hemadi, está convencido de que tocar a una mujer en los senos sin su consentimiento mientras otros le meten los dedos a la vagina, sin que ella lo quiera, no es un abuso sexual.

Vivo en un país en el que un juez, de nombre Anuar González Hemadi, piensa que si uno no dice abiertamente que quiere copular, puede seguir tocándole los senos a esa mujer mientras sus amigos le meten los dedos en la vagina. No hay delito.

Por lo pronto, después de la atención mediática que recibió el fallo en medios y redes, el Consejo de la Judicatura Federal emitió un comunicado en el que se explica que ha decidido suspender al juez Anuar González que dio el amparo en el caso de Daphne, “e iniciar un procedimiento de investigación administrativa, en relación con su actuación como juez de Distrito”.

 

Más allá de lo que se llegue a dictar, por lo pronto, esta decisión sabe un poco a justicia, en medio de tanto horror que hemos visto en los últimos días.

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