Por Daniel Montes de Oca | @montesdeoca11
El boleto al Mundial y el primer lugar del Hexagonal estaban amarrados antes de enfrentar a Honduras.
México iba por un récord de puntos y a terminar invicto la fase de clasificación, pero en honor a la verdad, de poco y nada servía alcanzar ese par de objetivos.
Lo que sí resultaba útil era evidenciar un mejor desempeño más allá de un resultado y esto, como ha sido una constante con el equipo de Juan Carlos Osorio, no sucedió.
El rival se valió de todo tipo de tristes artimañas, es cierto, pero de nueva cuenta el Tricolor fue incapaz de imponer un estilo, su idea futbolística, y exhibió una fragilidad defensiva alarmante ante unos Catrachos que están lejos de contar con una delantera temible.
Es común escuchar o leer que “Osorio consiguió el objetivo de clasificar a México al Mundial sin sufrir”, como si avanzar en la Concacaf que otorga tres boletos y medio fuera una proeza o el motivo por el que fue contratado el colombiano.
La Selección Azteca sencillamente cumplió con una exigencia que demanda su nivel futbolístico en un área sumamente pobre; sí, con números relevantes pese al tropiezo frente a Honduras, pero nada más.
Lo realmente alarmante sigue siendo que a nueve meses del Mundial no hay ni habrá equipo base, no existe un estilo y en las competencias en donde los rivales no son los primarios Trinidad y Tobago, Jamaica, Panamá y compañía, han quedado al desnudo las pobrezas del Tricolor.
A México se le debe exigir en función del potencial que tiene, por ello resulta inadmisible escudarse en la simple clasificación al Mundial argumentando que hace cuatro años el equipo avanzó de milagro.
Con esa mentalidad los directivos, jugadores, ‘periodistas’ o porristas del equipo nacional ya van perdiendo. Se atiende a los resultados y no al análisis, y lo cierto es que el Tricolor está lejos de generar empatía con su gente, que sus actuaciones sean el reflejo del nivel de los futbolistas aztecas, o que más allá de un resultado el “aficionado de a pie” se sienta bien representado por su Selección.
Un Hexagonal sin contratiempos, cierto… Y con muy pobre futbol.
