Por Miguel Cane

Aunque tuviera sus comienzos como un subgénero del cine de aventuras, la película de superhéroes ha adquirido, en los últimos años — desde que la casa Disney adquirió Marvel, y Warner Bros. volvió sus ojos con más seriedad a sus propiedades en DC comics después de algunos años de sólo darle salida a Superman (que desde 1978 realmente no ha tenido una película decente) y a Batman (porque jalaba gente a las salas, si bien las únicas películas de la franquicia que honestamente valen la pena son dos de Tim Burton y dos de Christopher Nolan)— su propia categoría como un género establecido y que, incluso, tiene sus propios subgéneros.

Así es como tenemos la película de superhéroes oscura (el Batman de Nolan), la épica (los Avengers de Whedon), incluso la cómica, como es el caso de la exitosa Deadpool (2016) y la saga de los Guardianes de la Galaxia, concebida y llevada a la pantalla por James Gunn, primero en 2014 y que ahora vuelven en un “volumen 2” con el mismo elenco — Chris Pratt, Zoe Saldana, Michael Rooker, Dave Bautista y las voces de Bradley Cooper y Vin Diesel— y el mismo formato que conjuga el sentido de la aventura heroica mezclada con la propia sátira del género y la comedia que, si bien a veces no pega del todo, sirve no sólo para pautar el ritmo, también para hacer que los personajes conecten de una manera mucho más inmediata (y cómoda) con el espectador.

Imagen: independent.co.uk

Otro elemento que Gunn toma es el de contar su película precisamente como un “volumen”; es decir, se mantiene fiel al origen del cómic y es casi como sentarse a leer un story-arc de seis episodios. De este modo, encontramos escenas abiertas —casi como splash-pages— que nos ponen en situación, para después seguir las secuencias como si se tratara de los paneles, precisamente, de un cómic. Si a esto se suma la banda sonora curada por el propio Gunn, que incluye temas de Fleetwood Mac, George Harrison y Cat Stevens, los fans de la primera parte no sólo sentirán que siguen la aventura de los héroes más neuróticos del universo marvelita, también se sumarán nuevos adeptos, ya que no considero como algo estrictamente necesario haber visto la primera parte para ver la segunda — cosa que, de nuevo, es una de las virtudes de una buena serie de cómics: puede empezar a leerse en cualquier momento.

La aventura, esta vez, abre con los Guardianes contratados como seguridad privada por “los Soberanos”, una raza superevolucionada para proteger sus valiosas baterías del ataque de un monstruo espacial. Los problemas empiezan cuando a Rocket Raccoon se le ocurre que es buena idea robarse esas mismas baterías, y provocar así la ira de la arrogante Ayesha, suprema líder de los Soberanos (Elizabeth Debicki). Este contratiempo los llevará al encuentro de Ego (el enormísimo, literalmente, Kurt Russell), un enigmático personaje estrechamente vinculado con el origen de Peter Quill (alias “Star Lord”) y a encontrarse en una encrucijada que, como en todo cómic cósmico que se respete, puede costar todas las vidas en el universo.

Gunn es un director competente, que sabe específicamente cómo mezclar un sentido del suspenso y la acción mezclados con risas y gags bien planeados. Hay referencias y cameos que satisfarán al espectador más dedicado del MCU, pero el espectador casual no tendrá problemas para entrarle al juego. Los niños —porque nunca falta el paterfamilias que piensa: “ah, superhéroes = chamacos”— tienen suficientes elementos pensados para ellos que no obstruyen un humor más adulto (¡y sorprendentemente sutil!), que utiliza la sátira como una herramienta narrativa eficiente, sazonada con efectos visuales que no resultan excesivos, cosa que acaba por naufragar otras películas de este tipo.

La identidad de la saga Guardianes está muy bien definida, e incluso ha trascendido sus propios defectos —es natural que, dado el nivel casi de culto que adquirió la primera, los fans le exijan más a ésta y no en todos los aspectos lo logra—, por lo que resulta un entretenimiento ligero, mas no por ello carente de inteligencia. Y también aquí, un caveat emptor: siendo película de Marvel ya saben que va escena post-créditos que anuncia otro proyecto de Marvel y, en este caso, se trata de cinco escenas, una de las cuales menciona a uno de los personajes que participará en la próxima cinta de Avengers (no les voy a soltar el spoiler), así que asegúrense de echarse todos los créditos antes de salir de la sala.

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Miguel Cane es narrador, periodista cinematográfico, crítico y dramaturgo –desde hace 20 años vive de escribir y no se explica todavía cómo le hace. Es autor de las novelas Todas las fiestas de mañana y Corazón caníbal y las obras Somos eternos, Laura Dieste y Almas perdidas. También del inclasificable Pequeño Diccionario de Cinema para Mitómanos Amateurs. Tiene un gato llamado Llewyn y su película favorita es El bebé de Rosemary (Polanski, 1968).

Twitter: @aliascane

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