En todo tipo de activismo, casi siempre hay un lado oscuro que deja de lado las razones políticas, sociales y humanas reales, para dar paso a un fanatismo desmedido que no puede terminar bien. Lo hemos visto con los movimientos de liberación femenina e igualdad de género donde el discurso de represión hacia la mujer, se convierte en un discurso de odio hacia su parte contraria o todas aquellas mujeres, en este caso, que deciden compartir su tiempo con hombres.

El fanatismo religioso es uno de los mejores ejemplos de ignorancia o incultura en las sociedades. A diferencia del feminismo radical, por mencionar una íntimamente ligado a la actualidad, las percepciones religiosas extremistas llevan muchos años, sino es que siglos, entre nosotros. Ni qué decir de la Santa Inquisición o los ataques terroristas realizados en nombre de un dios y un libro que, al final, ha sido malinterpretado o leído modificando su significado para fines políticos y sociales.

Supremacistas se manifiestan con antorchas
Foto: Vía Facebook

Por si fuera poco, también está el racismo y los grupos conservadores que defienden la superioridad de una raza que ni siquiera saben sólo existe en la mitología, en un símbolo, como parte de una tradición Hitler retomó el concepto de “ario” para definir a una raza superior, un pueblo que representaba la “aristocracia” de la humanidad para intentar –y casi lo logra– conquistar el mundo. A casi 80 años de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, aún existen grupos que toman los ideales nazis de Hitler y sus seguidores, para fomentar el racismo y establecer una diferencia racial que ahora, con la llegada de ciertas figuras políticas al poder en algunos países, ha aumentado y ha dejado en evidencia que la sociedad se encuentra en medio de una crisis de valores y humanitaria.

Y a estos, poco a poco, se ha ido integrando el denominado fanatismo animalista; es decir, aquellas personas o grupos que defienden los derechos de los animales –completamente válido– pero a un costo humano. Y con esto no intentamos decir que una vida animal sea inferior a la de un individuo, sino que sus actividades las llevan tan lejos, que ponen en riesgo otras vidas y la propia. A finales de agosto de 2018, un veterinario que supuestamente envenenó animales, fue asesinado a sangre fría. A través de redes sociales y sin pruebas tangibles, la víctima fue acusada de asesinar animales y se incitó a que alguien tomara cartas en el asunto… Los resultados son más que un hombre de 27 años asesinado, sino una familia conformada por su esposa embarazada y una niña de seis años.

Protesta por los derecHos de las ballenas en parques acuáticos. / Foto: PETA

El activismo a favor de los derechos animales tampoco es nuevo, pero ha cobrado cierta relevancia, o mejor dicho atención, a partir de que algunas celebridades o personajes del medio de entretenimiento y la música se han pronunciado a favor de cuidar la vida de los animales y el medio ambiente. Uno de ellos, en realidad, no era famoso, pero se hizo gracias a su fuerte discurso a favor de la preservación de los osos grizzlys en las regiones de Alaska. Su nombre era Timothy Treadwell, y pasó 13 temporadas en el Parque Nacional Katmai al sur de Alaska, una reserva natural con varias especies entre las que sobresalen este tipo de osos. Treadwell no sólo era un activista, sino también documentalista que registró más de 100 horas de tomas en las que el protagonistas eran él y los osos en su estado natural: mientras se alimentaban, cortejaban hembras, peleaban a morir y hasta se rascaban en los árboles.

Durante muchos años, entre su estancia en Alaska y la “civilización”, Tradewell buscó proteger a estos animales de las amenazas humanas y naturales, pero sobre todo para educar a la gente de la importancia de esta especie, así como su belleza. Tradewell, en realidad, estaba enamorado, casi obsesionado, con los osos hasta que ellos mismos lo mataron. A principios de octubre de 2003, durante su última estancia junto a su novia Amie, fueron atacados por un oso grizzly.

CuadroXCuadro: ‘Grizzly Man’ y la abrumadora indiferencia de la naturaleza

La vida de Timothy Tradewell, su producción fílmica, pero sobre todo su fanatismo hacia estos animales, fueron presentados de forma magistral en el documental Grizzly Man de Werner Herzog, el cual salió a mediados de 2005, a dos años de la muerte de Tradewell. Grizzly Man no es un filme documental tradicional, se construye con las tomas de Timothy hablando frente a una cámara con un enorme oso a unos cuantos metros detrás de él y con la voz de narrador de Herzog (conocida por esa calma que resguarda siempre cierta ironía).

El punto más alto de Grizzly Man no es presentar el fin trágico de Tradewell, sino la decadencia de un activismo que terminó en fanatismo, y cómo durante años, cruzó una línea marcada por lo mismo que estaba defendiendo: la naturaleza. Con el tiempo, Timothy pensó que su constante presencia en el mundo de unos cuantos osos que se dedicó a seguir, le permitiría acercarse, tocarlos, hablarles en su propio idioma e incluso, formar parte de ellos. Pero no es así, nunca pudo serlo y su terrible muerte es la prueba.

CuadroXCuadro: ‘Grizzly Man’ y la abrumadora indiferencia de la naturaleza
Timothy Tradewell y Amie.

El día del ataque, como se presenta en Grizzly Man, Tradewell estaba con Amie en su campamento, el cual se encontraba muy cerca de los osos, violando nuevamente las reglas y leyes de la reserva. Su cámara, siempre puesta frente a él, estaba prendida pero con la tapa del lente puesta. Y así, el ataque del oso comenzó. El cassette con el audio lo guardaba Jewel Palovak, una de las amigas más cercanas a Tradewell. Palovak, quien dio autorización para Grizzly Man, permitió que Herzog escuchara el audio con los gritos de dos personas que estaba siendo atacadas y además filmar el momento mismo de la reacción del cineasta. Herzog, sorprendido por la capacidad de Tradewell de pedir a Amie que huyera, y hizo la petición de deshacerse del audio de forma inmediata junto a la promesa de que no aparecería en el documental.

Entre las entrevistas que realizó Werner Herzog sobre las personas que conocieron a Tradewell, aparece el hombre que recibió los cuerpos después del ataque. De acuerdo con su testimonio, (no se trata de un spoiler sino de una descripción muy gráfica) el oso arrancó parte del cráneo de Timothy mientras éste pedía que Amie huyera… Un tiempo después, dieron muerte al oso que había protagonizado el ataque. Cuando realizaron la autopsia, encontraron los restos de Timothy y Amie.

CuadroXCuadro: ‘Grizzly Man’ y la abrumadora indiferencia de la naturaleza
Hombre que recibió los cuerpos de Timothy y Amie.

“It’s beautiful, it’s sad, it’s tragic”, dice Herzog sobre toda, absolutamente toda la vida y muerte de Tradewell. Pero, ¿por qué sería hermoso? Porque la naturaleza siguió su curso mientras el activista quiso alterarla por una obsesión infantil que se mostraba en su voz, sus expresiones y los arranques de aparente ira cuando descubría que “alguien”, quizá el mundo entero, no lo comprendía. Triste porque se pudo haber evitado de muchas formas, porque el fanatismo de uno terminó con dos y el objeto de deseo de Tradewell terminó con el mismo. Y trágico porque en todo el caso, hay una enorme presencia de indiferencia y olvido.

En Grizzly Man, casi al final del documental, Herzog dice –palabras más, palabras menos– que en todas las grabaciones de Timothy de los osos, siente una enorme tristeza al descubrir en los ojos de los animales, en su existencia misma, una inmensa indiferencia por parte de la naturaleza. El valor de la naturaleza y de los elementos que la componen, son meramente humanos en la medida que buscamos intervenir en ellos como Tradewell lo hizo durante trece temporadas. Si bien existe cierta indiferencia de la naturaleza hacia el hombre (quien también la conforma), entonces debe haber una contraparte: la indiferencia de ser humano ante la misma que lo ha llevado a algunas sociedades, grupos o personas, a marcar su fanatismo con base en el odio que nosotros mismos hemos creado.

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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