#AdoptaUnMuseo es una iniciativa de sopitas.com en conjunto con algunos museos como el Franz Mayer para recuperar el valor de estos recintos en medio de una pandemia.

Los museos no sólo son famosos por las exposiciones permanentes o temporales que año con año acogen para sus audiencias. También toman cierta relevancia cuando su arquitectura destaca de entre las demás instituciones culturales. Incluso, hay museos que su fama internacional cae, en mayor medida, en la arquitectura del recinto. 

En México, especialmente en la capital, hay un sinfín de museos que destacan por sus propuestas y programas culturales, y los edificios donde resguardan sus acervos. Uno de los mejores ejemplos es el Museo Franz Mayer, el cual tiene una historia tan fascinante, que su misma arquitectura forma parte de la experiencia cultural de las audiencias.

Por acá te contamos, en un brevísimo resumen, la historia del edificio del Franz Mayer antes de convertirse en uno de los museos más importantes del país. Para arrancar: ¿Sabías que en la época de Maximiliano se utilizó como un hospital para tratar enfermedades venéreas? 

Imagen de Archivo de los primeros años del Franz Mayer. / Foto: Cortesía Museo Franz Mayer

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La primera historia del Museo Franz Mayer

El Museo Franz Mayer se encuentra alojado en un emblemático recinto al poniente del Centro Histórico de la Ciudad de México, a un costado de la Alameda Central. Se ubica sobre Avenida Hidalgo, calle que fue antiguamente la Calzada de Tacuba y que conectaba México-Tenochtitlán con el señorío de Tlacopan. Además, comparte plaza con el templo de la Santa Veracruz, parroquia que fue fundada por Hernán Cortés y la Cofradía de la Cruz en 1519.

La historia de este edificio se remonta al siglo XVI cuando el solar que hoy ocupa el Museo Franz Mayer, fue sede primero de una alhóndiga para después ser de un hospital. Las tierras pertenecían a Rodrigo Baeza, quien vendió su propiedad en 1538 para levantar la Casa del Peso de la Harina donde se almacenaba este producto indispensable para la elaboración del pan.

A la izquierda se aprecia la parroquia de la Santa Veracruz y a la derecha el Franz. / Foto: Cortesía Franz Mayer

Años más tarde, en 1583, el terreno fue adquirido por el doctor Pedro López, quien estableció la Ermita y Hospital de la Epifanía y Casa de Cuna de Nuestra Señora de los Desamparados. Aquí se atendía a enfermos negros, mestizos y mulatos, y se cuidaba de niños mestizos que eran abandonados recién nacidos. A la muerte del fundador, su hijo José asumió la administración del hospital. Pero ante las dificultades económicas para mantenerlo, terminó cediéndolo a la protección del rey Felipe II.

Cuando se ingresa al Museo Franz Mayer, es posible apreciar algunos restos arqueológicos de este primer hospital, el cual fue demolido durante la primera mitad del siglo XVII para dar paso a una nueva etapa de su historia.

La orden de San Juan de Dios

La construcción que hoy apreciamos se debe a los frailes de la orden de San Juan de Dios, quienes desde 1604 ocuparon el recinto. Ellos levantaron un templo y un hospital nuevos, los cuales fueron consagrados en 1647.

En este recinto, los juaninos enfrentaron enfermedades y epidemias, atendieron a miles de enfermos y su hospital fue considerado uno de los mejores durante la época virreinal. Desafortunadamente, un incendio y un temblor, ocurridos en 1766 y en 1800, respectivamente, lo afectaron gravemente.

En la actualidad, el claustro, la fuente y la escalera del Museo Franz Mayer, son espectaculares muestras de la arquitectura que embelleció a la fundación de los juaninos durante la época virreinal.

La fuente y varios detalles de la arquitectura, dan cuenta de su enorme historia. / Foto: Cortesía Museo Franz Mayer

Monumento Histórico desde 1931

El claustro del Museo Franz Mayer es una referencia obligada por su arquitectura y los jardines que lo engalanan. En él se lleva a cabo anualmente y desde hace más de una década la exposición World Press Photo, además de ser punto de encuentro de amantes del arte y visitantes del Centro Histórico. Sin embargo, en los pasillos del Museo existen otros testimonios del paso del tiempo y de la historia.

Tras la supresión de los juaninos en 1821, el hospital estuvo clausurado, fue ocupado por tropas armadas y sirvió temporalmente como convento de monjas. Fue hasta 1845 que las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul lo tomaron en sus manos y reiniciaron los trabajos de asistencia a enfermos.

Foto: Cortesía Museo Franz Mayer

Durante el Segundo Imperio, Maximiliano de Habsburgo lo designó como hospital para atención de prostitutas, especializándolo en enfermedades venéreas. Tras la restauración de la República, la institución se convirtió en un nosocomio para mujeres y fue renombrado como Hospital Morelos, ya que frente a él, en la plaza, se levantó una estatua dedicada a este insurgente independentista.

Cuando caminamos por los pasillos del Museo Franz Mayer, aún podemos apreciar restos de los murales que ornamentaron al hospital en sus distintas etapas históricas. Llaman la atención dos cabeceras pintadas que aún conservan los números de las camas donde reposaban los enfermos.

Este edificio fue declarado Monumento Histórico en 1931. Sin embargo, fue hasta 1981 cuando inició un profundo proceso de restauración liderado por el célebre arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien rescató la belleza del claustro. Fue así que desde 1986, el antiguo hospital de los juaninos volvió a abrir sus puertas, pero convertido ya en el Museo Franz Mayer.

Foto: Cortesía Museo Franz Mayer

Un recorrido por el Museo Franz Mayer

El claustro del Museo es un elegante patio rodeado por columnas toscanas, caracterizadas por sus cuerpos sólidos y sencillos. En los muros que rodean este espacio aún se conservan restos del recubrimiento color rojo con que fueron pintados en el siglo XVIII.

Al centro del claustro se encuentra la fuente con forma de estrella. Su taza fue bellamente labrada en la cantera gris llamada chiluca que caracteriza a las construcciones novohispanas del Centro Histórico. La fuente conserva en su fondo mosaicos y azulejos de cerámica poblana, popularmente conocida como talavera. Estos azulejos cumplían tanto una función impermeabilizante como un papel estético, ya que engalanan el fondo de la fuente con símbolos de los juaninos.

La fuente con forma de estrella con fondo de mosaicos y azulejos poblanos. / Foto: Cortesía Franz Mayer

Las escaleras que unen el claustro bajo y el alto, están compuestas por dos rampas unidas por un descanso. Para ambas plantas, son los arcos de medio punto (es decir, de media circunferencia) los que sirven como acceso. El pasamanos, a la altura del descanso, se conserva la escultura de un león rampante que muestra una flor de cuatro pétalos.

En el muro frontal del cubo de la escalera, se aprecia un mosaico de azulejos poblanos del siglo XVIII que representa a San Cristóbal. Este mosaico es especial por sus funciones decorativas, y porque la cerámica vidriada poblana ornamentó espacios arquitectónicos a la intemperie durante el último siglo del periodo novohispano.

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Ubicación y horarios en general de Franz Mayer

El Franz se encuentra en Av. Hidalgo 45 en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Después de un periodo inactivo por la crisis sanitaria, logró abrir sus puertas para continuar como un espacio de historia, una pieza invaluable dentro del paisaje de la Ciudad de México, y un museo qué visitar.

Los horarios son los siguientes:

Martes a viernes 11:00 – 16:00 horas

Sábado y domingo 11:00 -17:00 horas

Para más información sobre horarios, visitas guiadas, colecciones, exposiciones actuales y próximas, y más, accede a este ENLACE.

Acá les dejamos una pieza que armamos para #SopitasXAireLibre sobre la historia del Museo Franz Mayer:

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