Por: Wookie Williams

La pubertad es una época horrible de la vida. No entiendes nada de lo que está pasando en tu cuerpo y no tienes a quién preguntarle (porque de ninguna forma vas a hablar con tu mamá sobre lo que está pasando con tus vellos púbicos). Convertirte en adolescente es de las etapas más complicadas por las que pasa un ser humano y básicamente la superamos solos, o si tenemos mucha suerte, junto con un par de amigos con los que medianamente podemos compartir lo que nos pasa (medianamente porque ni a ellos les cuentas sobre tus sueños húmedos y lo que te pasó durante uno de ellos con la maestra de inglés).

Afortunadamente, lo que no podemos compartir en la vida cotidiana, lo podemos explorar mediante la televisión, específicamente en las series animadas que paradójicamente hacen que contar realidades sea más sencillo. Así, vemos cómo funciona la mente de los niños y lo cruel que es la infancia con una serie como South Park, el de los adolescentes y lo idiotas que somos esos años en Beavis & Butt-Head y el de la terrible y depresiva realidad en los adultos en BoJack Horseman. Pero ese hueco que queda entre la niñez y la adolescencia, esa pubertad de cambios hormonales, primeras menstruaciones y erecciones no deseadas no estaba cubierto en la programación habitual.

Corte a: Big Mouth. La nueva serie animada de Netflix, creada por Nick Kroll y Andrew Goldberg, explora toda la incomodidad, la torpeza y la frustración que se experimenta cuando tienes 13 años, y lo hace sin censura y sin recortar nada de la vergüenza. El primer capítulo, llamado “Eyaculación”, es de esa cosas que te harían retorcerte si lo vieras con tus papás, tengas 40 o tengas 12. Y esa penosa sensación es justo lo que el show quiere borrar. ¿Por qué tiene que ser tan molesto hablar de esos temas, si es algo por lo que todo mundo atraviesa? ¿Por qué a esa edad empezar a hablar de sexo es tan fastidioso para los adultos? ¿Por que empezamos a tenerle miedo a palabras como “vagina”, “menstruación”, “erección”? Big Mouth logra a través de dibujos animados romper con esta discrepancia entre lo que sucede en el mundo real y de lo que se habla.

Pero, encima de todo, es divertidísima y legítimamente chistosa. Es difícil no caer en los chistes que ya hicieron Los Simpson o South Park o Family Guy, pero los gags en Big Mouth se sienten originales. Sobre todo cuando se aparecen los Monstruos de las Hormonas, los mejores personajes de la serie, en parte porque son “personas” horribles y en parte porque son los únicos que en realidad saben qué rayos está pasando en la mente de los pubertos.

La primera temporada tiene 10 episodios y cada uno toca una fibra sensible por la que todos hemos pasado, y lo hace sin darle vueltas ni cortar una sola grosería o momento incómodo. Es algo que casi casi debería ser material didáctico obligatorio para todos.

Si hubiera existido Big Mouth durante la adolescencia de muchos, nos hubiera ahorrado años de angustias.

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