Lo que necesitas saber:
'Fair Play' de la directora Chloe Domont llegó a Netflix. Y si no la has visto, aquí te decimos por qué vale la pena echarle ojo.
Imagina que trabajas en la misma compañía que tu pareja y tienen un puesto similar. Todo va bien con su relación, los planes a futuro parecen ir genial; no hay nada que lo arruine… al menos hasta que se abre una vacante para un puesto mayor y súbitamente, uno de los dos consigue el ascenso. Eso es solo un poco de lo que nos muestra Fair Play de Netflix.
La película llegó a la plataforma de streaming el pasado 6 de octubre luego de una buena recepción en festivales de cine para la directora Chloe Domont, con un elenco encabezado por Phoebe Dynevor (Bridgerton) y Alden Ehrenreich (Solo: A Star Wars Story).
Y la verdad, ha sido una gran sorpresa. Fuera de los festivales cinematográficos, la cinta en realidad no tuvo una promoción masiva o algo por el estilo; es casi una joya oculta por decirlo de alguna manera. Pero, ¿vale la pena echarle ojo? Por acá creemos que sí, así que ahí les van algunos puntos para comprobarlo.
La trama de ‘Fair Play’ de Netflix… ¿Es un thriller erótico?
La cinta protagonizada por Phoebe Dynevor ha sido catalogada como una especie de thriller erótico. Y debemos decir que si bien tiene algunos elementos que se prestan para el erotismo, sería injusto encasillarla así y solo determinar su valor como una historia erótica. Hay más que eso en la película.
Esta es la historia de Emily y Luke, una joven pareja que trabaja en una compañía llamada One Crest Capital, dedicada al análisis financiero. Viven juntos, tienen una vida hecha y están por llevarla al siguiente nivel, esto con la ambición de conseguir una mejor oportunidad laboral, casarse y todo eso.
Sin embargo, nadie en la compañía sabe ni sospecha que ellos tienen una relación sentimental. Un día, uno de los gestores de cartera (que es uno de los puestos de importancia en la empresa) es despedido, y así se abre una vacante. Emily escucha rumores de un posible ascenso para Luke, lo que la emociona al grado de que le adelanta la noticia a su pareja.
Ambos celebran y parece que sus planes de vida finalmente están avanzando. Solo que hay un detalle: Campbell, el director ejecutivo de la empresa, en realidad le da el puesto como gestora de cartera (PM por sus siglas en inglés) a Emily.
Y así, el romance entre los dos protagonistas se pone en entredicho al grado que se deteriora, mostrándonos un resentimiento mutuo entre ambos que los llevará al límite. Como dijimos, esto es algo más que un thriller erótico; es un vistazo a la vulnerabilidad, la ambición, la masculinidad frágil y tóxica, lo cruda y difícil que puede ser la vida laboral, entre otras cosas.
¿Quién ese el verdadero antagonista de la película?
El actor Eddie Marsan interpreta a Campbell, el ya mencionado director ejecutivo de One Crest Capital. Sabemos muy poco sobre él en realidad, salvo que es un ejecutivo inteligente que no se tienta el corazón a la hora de deshacerse de la gente o de llamarle la atención –por no decir humillar– a sus empleados.
Dentro de la cinta protagonizada por Phoebe Dynevor, tiene dos o tres escenas donde se muestra como un tipo incluso cruel, así que es fácil irnos con la finta de que Campbell es el ‘villano’ de la historia. Y no es para menos, porque realmente ves esas secuencias y si eres muy aprehensivo, es inevitable sentir que te hierve la sangre. Pero no: él no es el antagonista como tal.
Por supuesto que es un personaje sustancial para conocer al verdadero antagonista, y es ahí donde radica una de los detalles más geniales de Fair Play. La sorpresa de ver quién es el que provoca que todo se vaya al demonio.
La exploración del miedo y las inseguridades en ‘Fair Play’
El mundo laboral es ese ámbito donde debemos aprender a ser resilientes como sea. Muy raras veces hay consentimientos o facilidades, y es el deber de uno sobreponerse a las presiones a pesar de las inseguridades que podamos acarrear dentro de nosotros mismos. ¿Pero qué pasaría si el miedo al fracaso te rebasa?
Un poco de eso se ve en el trasfondo de Fair Play de Netflix. También hay algunas reacciones de los personajes en la película que podrán parecer algo exageradas para algunos, pero eso no afecta el desarrollo de la historia. Por el contrario, pone sobre la mesa el tema de los miedos, las inseguridades, la frustración, la masculinidad frágil y tóxica, y hasta dónde te pueden llevar.
“Creo que es el factor que conduce a ambos personajes [Emily y Luke]. El miedo está impulsando su comportamiento en diferentes niveles“, nos dijo en una reciente entrevista la directora Chloe Domont. Y en ese sentido, el miedo es lo que condiciona todas las situaciones dentro de la película.
Phoebe Dynevor y Alden Ehrenreich son buenísimos; Chloe Domont tiene un debut sólido
Como espectadores, el asunto con Emily (Phoebe Dynevor) y Luke (Alden Ehrenreich) funciona de muchas maneras. Al verlos en el inicio de la película, es fácil ‘enamorarse’ de esta pareja tan comprometida, tierna y ambiciosa. No dudamos ni tantito que hay quienes se proyectarán en ellos al comienzo de la cinta.
Pero tan pronto como aparecen los problemas, el par de actores es capaz de llevarnos del ideal romántico más meloso, al dolor del resentimiento en muchos niveles. Y no se siente pesado ese cambio abrupto del amor al odio.
De hecho, Chloe Domont, quien debuta como directora con esta película, logra que se sienta muy orgánica la dinámica de la pareja y este cambio por el que pasan a lo largo de la historia. No sabemos cuánto tiempo pasa, pero sí vamos viendo gradualmente la evolución (o involución mejor dicho) de los protagonistas, en especial de uno.