Los Juegos Olímpicos siempre entregan historias de entrega y esfuerzo al punto de ganarse un lugar en el corazón de los aficionados al deporte. Un día como hoy, pero en la justa olímpica de Atlanta 1996 la chica de 18 años, Kerri Strug, nos regaló una proeza que vale la pena recordar.
El equipo de gimnasia de Estados Unidos era una de las favoritos para ganar medalla de oro y necesitaban una buena actuación de Strug en el salto de caballo. La gimnasta hizo su primer intento, pero para su mala fortuna, un mal aterrizaje le costaría una dolorosa lesión en el tobillo.
Los Juegos Olímpicos son un escenario en el cual el carácter se forja y a su corta edad, Kerri demostró que una lesión no la iba a marginar para darle la presea de oro a su país. Para conseguirlo, tenía que saltar de nuevo.
No sólo lo hizo, sino que tuvo un aterrizaje perfecto a una pierna y mereció los aplausos de todos los presentes.
De ahí, ese equipo de mujeres que consiguió el oro es conocido como el ‘Magnificent Seven’.
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