Y de pronto el tiempo se esfumó en Hamburgo. El universo en el Estadio Volksparkstadion se hizo diminuto. Será la última cena en un inmueble que no pasaba de moda, el desamparó se ocupo de este inmenso dinosaurio, apodo del equipo alemán, que 55 años después, observó como su cuento de hadas se volvió despiadado, cuando la madrastra quebró el hechizo…

54 años, 261 después y 36 minutos, el tiempo que es oro, se hizo cenizas. A pesar de la victoria contra el Borussia Mönchengladbach (3-1), el Wolfsburgo, antagónico en este drama, también sumó tres y condenó a los norteños a reiniciar la cuenta del reloj del Volksparkstadion, que contaba cada segundo de su equipo en la máxima división germana…

No hubo otra gesta heróica, el tiempo que es perfecto fue testigo de tres hazañas historias para este equipo. Tres salvaciones, hace algunos años:(2014, 2015 y 2017), en las dos primera temporadas jugaron la promoción y se salvaron, pero el  alambre se rompió esta temporada.

Así que en la sala de espera, el tiempo perdió la apuesta para “resetearse” desde la segunda división de Alemania. No más Bundesligas de momentos, no más trofeos de alcurnia. Con el fatídico “parón” acaba la leyenda del único equipo alemán que nunca había pisado Segunda.

En sus vitrinas posan seis trofeos ligueros y hasta una Champions League obtenida en 1983 contra la Juventus. Lloran Franz Beckenbauer y Kevin Keegan, esos cracks que alguna vez vieron como el tiempo en el Estadio Volksparkstadion jamás se deteníaHasta Hoy, cuando el reloj marcó game over…

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