Muchos decimos que Wayne Rooney, que Romelu Lukaku, que Harry Kane y demás delanteros letales en la Premier League. De ahí nos vamos más atrás como con Ruud van Nistelrooy o Thierry Henry, pero muchas veces no recordamos a un verdadero killer, Alan Shearer.

El inglés era un atacante que simplemente no fallaba. Su único “problema” fue nunca jugar en equipos más mediáticos, con más nombre. Sin embargo, su físico y cualidades se convirtieron en el estereotipo que cada equipo de la Premier buscaba.

Los inicios

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Para que se den una idea de lo bueno que era su debut es una cosa de locos. Con apenas 17 años y 240 días de edad los subieron al primer equipo del Southampton. La temporada 1987-88 vio su primer partido contra el Arsenal. Este muchachito se mandó TRES GOLES, un hat-trick ante los Gunners. Aún sostiene este récord y parece imposible de romper.

Claro, de ahí la adaptación y los minutos fueron pocos. Participó en otros cinco partidos y todos de cambio, así que no pudo anotar más. Eso sí, el talento se le notaba a kilómetros de distancia.

Acabando la temporada 1991-92 el dinero llamó. El Blackburn Rovers lo convirtió en el refuerzo más caro del futbol inglés. Imagínense que fue por 3.6 millones de libras. Ahora con eso no compras prácticamente a nadie.

Rey del remate

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Con el Blackburn se convirtió en el delantero de la Selección de Inglaterra. Anotó en su debut con su nuevo equipo y también con el conjunto nacional. Los Rovers eran unos recién ascendidos pero le estaban metiendo dinero al equipo y los resultados se dieron.

Para la campaña 1994-95 se coronaron campeones sorprendiendo al país y al mundo. Shearer anotó 30 goles en 42 partidos dominando a placer la liga. La diferencia fue tal que su máximo perseguidor se quedó a cinco tantos (Robbie Fowler del Liverpool).

Durante este tiempo se convirtió sin lugar a dudas en el mejor rematando en el área. Ya fuera con el pie o de cabeza, su movimiento dentro del rectángulo donde se crea el mayor peligro de gol en el futbol.

Newcastle, el equipo de sus amores

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Después de la Eurocopa de 1996, que terminó como el goleador del torneo, tenía planeado salir de su club. Había dos ofertas formales: Manchester United y Newcastle.

Ya retirado confesó que estuvo cerca de irse a los Red Devils. Sir Alex Ferguson lo tenía convencido por su forma de dirigir y ya hasta tenía vista una casa en la ciudad para irse. Empero, apareció lo que hace que muchos tomemos decisiones que no parecen lógicas, el amor.

Nacido en Newcastle, se decidió por el equipo de su ciudad. Kevin Keegan lo persuadió a firmar con las Urracas por el proyecto y el cariño. Armaron un equipazo, pero jamás logró coronarse. Se quedó cerca. en la 1996-97 fueron segundo lugar y durante dos temporadas llegaron a la final de la FA Cup.

Al final, la edad comenzó a hacer lo suyo. Las lesiones lo marginaron del campo y al final, lo obligaron a retirarse. No antes sin imponer todo tipo de récord. Junto a Henry, son los únicos en ser tres años consecutivos el goleador de la liga. En el aniversario 20 de la Premier fue nombrado en el XI ideal. Y claro, es el máximo rompe redes con 260 tantos.

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