Por Miguel Ángel Delucio | @miguel_delucio

Alguna vez lo dijo Francisco Maturana: “El futbol es el único deporte donde el espectador también se siente protagonista”. Y sí, el exfutbolista tiene razón porque con la Selección Mexicana todos, nos guste o no, estamos ahí.

Para criticar, para apoyar y para sufrir, todos estamos al pendiente del Tri. Más cuando son torneos como la Copa Confederaciones, mismo que sirven como preparación para el Mundial.

Para este campeonato, México nos quedó a deber. Una deuda que es más por forma que por lo logrado. En 2005 la Selección quedó en el mismo lugar, pero no se escuchaban estas quejas. Sí, como siempre no se ganó nada, pero al menos se daba esperanza de más con un nivel de juego bastante bueno.

En la actualidad, la Confederaciones sirvió para una cosa solamente: revivir los demonios de un seleccionado lleno de presión.

Portugal v Mexico: Play-Off for Third Place - FIFA Confederations Cup Russia 2017
Foto: Getty Images

Juan Carlos Osorio tendrá una gran preparación, será una gran persona, pero él lo acepta: falta trabajo. Se nota cierta displicencia a la hora de manejar a los futbolistas, hay queja de que no se puede trabajar, pero no se hace nada para solucionarlo.

El potencial ahí está. Tampoco se espera que México sea potencia, candidato a la Copa Mundial o referente del futbol. Se esperan actuaciones decentes, ilusión para la afición y sobre todo, dejar atrás los pretextos.

Ya dejando atrás las rotaciones, los inventos de posiciones, el colombiano necesita una cucharada de autocrítica. No necesitamos que quite a Miguel Layún, necesitamos que lo recupere y lo haga jugar como hace dos años. No queremos que quite a Oswaldo Alanís, nos urge que lo deje de meter de lateral. Si lo vemos, son peticiones que parecen sencillas, pero no se han logrado.

Y por supuesto, también exigirle de igual manera a estos futbolistas, que se piensa son la mejor generación en muchísimos años.

Porque esta Selección tiene para más. Carlos Vela, después de años de rogarle que jugara, está mostrando ser un futbolista diferente. Memo Ochoa, con todo y sus constantes críticas, fue la figura en este torneo. Jonathan Dos Santos ha evolucionado en un medio de gran recuperación. Chicharito Hernández, con todo y sus limitantes, ya no es ese delantero que vive solo en el área.

Chicharito Hernández
Foto: Getty Images

Todo esto frustra, porque en el fondo sabemos que México puede más. Y de nuevo, no es que en Rusia 2018 queremos (o podamos) ser campeones. Es poder de dejar de sufrir al menos un poco con este equipo. Poder comprender los parados del entrenador, no tener que sacar la bola mágica para adivinar cómo es que jugará el Tri.

Falta trabajo, falta compromiso y la verdad, falta vergüenza deportiva. Porque la meta no se ve tan lejana, pero no hay manera con tantas trabas. Honestamente, el ejemplo no está con Alemania, porque este es un proyecto que inició hace más de 10 años. La muestra está con Chile, que trabaja, que se conoce y que sobre todas las cosas, cuando un chileno se pone la Roja, se transforma, se le crece un pulmón más y un sentimiento de jamás rendirse.

Si se quiere ganar (un poco más) en estos momentos, se puede, siempre y cuando se acepten errores de TODOS. Si se quiere ganar a futuro, se necesita un proyecto, uno que nos vienen prometiendo cada cuatro años.

Juan Carlos Osorio
Foto: Getty Images

El decir “este es nuestro nivel” parece justificación. Es decir que una persona no puede dar más, cuando siempre se puede ¡siempre!

Esta Copa Confederaciones quedará en el recuerdo. México al final de cuentas quedó en cuarto lugar. La cuestión aquí será si técnico, futbolistas y directivos se dan cuenta que se puede dar más, que le pueden entregar a ese fanático, que siempre está ahí, una alegría.

Pleca Copa Confederaciones

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