No hay duda de que André-Pierre Gignac es el mejor extranjero que ha venido a la Liga MX en mucho tiempo. El delantero francés llegó desde Marsella a Tigres para convertirse en todo un ídolo. Se ha ganado el cariño de la afición felina y el respeto de los expertos y sus colegas a base de goles, esfuerzo y buen futbol.

Sin embargo el episodio protagonizado por el delantero francés durante la final de la Liga MX, nos ha mostrado otra cara -para muchos desconocida- del delantero francés, cuando en el clímax de la frustración tras perder una final en la que Tigres era amplio favorito, fue señalado por agredir a un periodista.

Y por supuesto que mucha gente se comenzó a enganchar en una discusión que si somos honestos, se pudo haber evitado. Porque sí, Gignac es un crack, pero la grandeza se demuestra en la victoria y se evidencia en la derrota y Gignac demostró su poco respeto por el Fair Play al huir de la cancha, saltarse el protocolo de las medallas  y básicamente no reconocer el triunfo del Guadalajara.

Uno pensaría que esta actitud es el calor del momento, pero no.  Cuarenta y ocho horas después, Gignac aprovechó su posición de figura no sólo para responder a la acusación hecha por el periodista de Televisa Deportes, sino también para echarle encima a toda la afición regiomontana, haciendo tendencia  el hashtag #FuerzaGignac.

Aquí es cuando el galo pudo salir como la persona más grande, pero no, decidió todavía dar más polémica. En su comunicado dijo que se iría de México, que sí hubiera querido aventar una botella y que si lo hubiera golpeado, todavía estaría tirado. Una respuesta violenta en un país que lo último que necesita es eso, y mucho menos contra los periodistas.

Se comprende la molestia del futbolista. Sin embargo, Gignac debe asumir su posición como figura. Haga lo que haga, la prensa lo va a buscar y su comportamiento, le guste o no, será juzgado ¿Está mal? ¿Está bien? Como sea, es parte de ser famoso y más de se jugador profesional de futbol.

¿No era más fácil disculparse? ¿No era más sencillo hasta no contestar?

Comprendemos el coraje y la calentura, pero ¿llevar esto a una discusión a lo largo de 48 horas?  Al final de cuentas, sólo Gignac y el reportero saben que fue lo que en realidad pasó, sin embargo, nada exime que a lo largo de dos días cualquiera de las dos personas se hubiera acercado para pedir una disculpa y listo.  No habría más encabezados, no se darían más especulaciones sobre su futuro y ante todo, no generaría comentarios violentos de la afición de Tigres.

André-Pierre Gignac
Foto: Getty Images

Al final, lo dos estaban haciendo su trabajo. El periodista intentaba sacar la nota, André buscaba calmarse después de perder el título ante Chivas. Lo que sí es que al francés se le puede recriminar la reacción. Sí, hubo errores arbitrales, pero en el campeonato contra América expulsaron a Paolo Goltz sin justificación ¿acaso dijo algo?

Los expertos y románticos del futbol dicen que el árbitro te da y te quita. En esta ocasión le tocó a los felinos sufrirla y claro, esto se podría remover con la tecnología. Al final, esto es tema aparte.

Lo que sí es que se podría espera más de Gignac. Es un gran futbolista, es un excelente delantero y a la Liga MX le conviene tenerlo. Sin embargo, una revisión a su actitud no estaría de más, porque no hay nadie irremplazable, menos en el futbol.

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