El Mundial de Rusia mantuvo ocupado a las autoridades de seguridad de aquel país ante las amenazas terroristas y cuatro meses después del evento deportivo el jefe de Servicio de Seguridad Federal (FSB), Aleksandr Bortnikov, informó que se lograron desarticular varios ataques en contra de aficionados extranjeros con drones.
Sin embargo, no detalló la identidad de éstos ni la forma en la que fueron frustrados dichos ataques. “Se tomaron todas las medidas para identificar y evitar los intentos de los terroristas de utilizar aparatos no tripulados“, declaró a la agencia Taas.
Asimismo consideró necesario un marco legal para permitir el uso de drones en territorio ruso, sobre todo en eventos masivos, tanto de índole político como de entretenimiento.
Durante el Mundial también se frustraron encuentros entre siete grupos de hooligans rusos que pretendían agredir a aficionados visitantes, entre ellos argentinos, ingleses, senegaleses y polacos, dijo el ministro del Interior Vladimir Kolokoltsev.
De los “disturbios” más sonados durante el Mundial fue la invasión a la cancha de integrantes del grupo Pussy Riot en la Final del duelo entre Francia y Croacia. Uno de los detenidos fue Pyotr Verzilov, quien en septiembre tuvo que se trasladado a Alemania para ser tratado por una enfermedad, causada por un posible envenenamiento, teoría que fue catalogada como “altamente posible” por los médicos alemanes.
