El partido entre Suns y Mavericks en México tuvo un sabor muy especial por un alemán ‘larguirucho’. La mayoría de la afición que se hizo presente en la Arena Ciudad de México gritaba al mismo tiempo cuando Dirk Nowitzki estaba en la duela.

No todos los días se ve a una leyenda de la NBA en tierras mexicanas y los seguidores lo hicieron notar. Cada que tomaba la bola, cada que salía, cada que hacía el más mínimo movimiento, los presentes se le entregaban.

El alemán comenzó un poco apagado, dos puntos en el primer cuarto no estaban convenciendo a nadie. Sin embargo, llegó una clavada dos manos que comenzó el buen momento.

Los números se empezaron a inflar y llegó a 18 puntos, bastante buenos para los minutos que jugó.

Y es que ver a Dirk es una experiencia especial porque hasta cierto punto hace pensar que uno lo puede hacer. No es el más fuerte o el más carismático en la cancha pero la efectividad que maneja a la hora de jugar es increíble. Con todo el respeto que se merece la estrella de Dallas, en ocasiones hasta se le ve lento.

Sin embargo, su presencia misma hace que los contrincantes le presten más atención y descuiden a los demás. La manera en la que crea juego con sus pantallas es algo que sólo se puede ver en vivo, es ese colmillo que le da vueltas.

Claro, ya no es el mismo de antes. Con 38 años de edad no se le puede pedir que juegue 35 minutos ni mucho menos. Aunque en realidad eso deja de importar cuando sabes que es y será un mítico basquetbolista.

Ni los 39 puntos de Devin Booker lograron quitarle los reflectores y más, porque su equipo se llevó el triunfo.

Es más que probable que sea la última vez que pisa suelo mexicano, al menos como jugador activo de la liga. Así que si fueron de esos afortunados que fueron al partido, esto lo podrán presumir por siempre.

***Miguel Delucio /@miguel_delucio
***Foto Getty Images

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