Por Daniel Montes de Oca | @montesdeoca11

En diciembre de 2011 Lionel Messi y Neymar se desafiaron. O al menos eso se ‘vendió’ cuando en la Final del Mundial de Clubes de aquel año se enfrentaron el Barcelona y el Santos de Brasil.

Se trataba del ya considerado ‘mejor jugador del mundo’ frente a la nueva joya brasileña, a la que ya se le ligaba con los grandes clubes de Europa, entre ellos el Barça y el Real Madrid.

Aquel equipo blaugrana era dirigido por Pep Guardiola y jugaba con tal fascinación que llevaba al terreno de lo tangible lo que solo se había visto en un videojuego.

En una Final que dirimiría al mejor equipo del mundo (como si hiciera falta), Pep alineó a nueve jugadores surgidos de La Masía y se dio el lujo de jugar sin centro delantero. A ese grado la grandeza de aquel Barça.

Barcelona no tuvo rival y Messi tampoco. Con dos goles de ‘La Pulga’ el conjunto catalán se impuso 4-0 al Santos dejando de manifiesto la diferencia entre uno y otro equipo… Entre uno y otro futbolista. El mejor eclipsó a la promesa.

La principal preocupación de Neymar al final del encuentro y en plena premiación, no fue la goleada, si no cruzarse con Leo, a quien abrazó y observó con la misma devoción que tiene cualquier mortal que disfruta con el juego del argentino.

Barcelona nos enseñó lo que es jugar al futbol. Es una máquina. Fue superior y tiene jugadores fantásticos. Conseguimos ser el segundo mejor equipo del mundo y eso para nosotros es como ser vencedores. A veces para ganar antes se debe perder”, declaró ‘Ney’, rendido ante su rival.

Un año y medio después, en mayo de 2013, Barcelona anunció el fichaje de Neymar por 50 millones de euros (aunque después se descubrió que fue mayor la cantidad). El delantero eligió al Barça, pero sobre todo, eligió jugar al lado de Messi.

Entendió que con Leo podía potencializar su carrera y que siempre será mejor lidiar con él que estar en su contra. Además, no era poca cosa convertirse en el socio de una leyenda a los 21 años.

En sus primeros días como futbolista culé a Neymar le daba pena hablar en el vestidor, de pronto se encontró rodeado de los jugadores que elegía en ‘La Play’ -como le llaman a los videojuegos- y sencillamente se quedaba sin palabras.

A la izquierda estaba Puyol, un metro enfrente Xavi, del otro costado Iniesta… Con lo que resultaba imposible para el chico recién desempacado de Brasil demostrar la alegría propia de sus orígenes.

A diferencia de otros jugadores que llegaron al Barcelona con renombre, a quienes, según se sabe, el ‘jefe’ (Messi, por si había dudas) rechazó, Neymar fue recibido con beneplácito y el argentino no solo lo convirtió en su socio, también le brindó su amistad.

Tiempo después con la incorporación de Luis Suárez se conformó uno de los tridentes más espectaculares que se recuerde, el cual a la fecha registra marcas demoledoras.

Basta recordar que en 2015 se convirtió en la delantera más goleadora de la historia sumando más de 120 goles en una temporada para hacer pedazos todos los récords existentes. La ‘MSN’ (Messi-Suárez-Neymar) ya era inmortal.

En palabras del propio Neymar, la conexión y nula envidia que los tres sudamericanos demostraban en la cancha, se solidificó con los ‘asados’ en casa de alguno de ellos, los cuales tenían a Javier Mascherano como maestro de ceremonias. A partir de esa convivencia nació la amistad; ahí radicó el secreto del ‘tridente’.

Han sido semanas desgastantes para el Barcelona y el propio Neymar, pues pese a que el brasileño había renovado contrato con el club hasta 2021, apareció una vez más el París Saint-Germain y sus petrodólares, dispuesto a pagar los 222 millones de euros por la cláusula de rescisión del atacante.

Ney’ tiene 25 años y un padre que es su representante con una reputación bastante dudosa y la ambición a flor de piel; por ende, se entiende hasta lógico que el jugador haya decidido abandonar un club en el que estaba llamado a heredar el trono de Messi (‘La Pulga’ tiene 30 años).

Se habla de un sueldo superior a los 30 millones de euros netos lo que le pagará el PSG a Neymar, el cual es equivalente a lo que gana Leo en el Barça; además de que se ha expuesto que ya no vivirá a la sombra del argentino.

En Cataluña ya lo tachan de ‘traidor’ y ‘pesetero’, mientras el Barça parece haberse hartado de la novela montada por el futbolista, misma en la que no ha dicho una sola palabra, pero ha dejado todo en claro a partir de sus acciones.

Luce lejano aquel 2011 en el que Neymar abrazó a Messi con gran efusividad para tiempo después elegir jugar a su lado. Hoy el brasileño se dejó seducir por el olor del dinero, pues a todas luces era feliz en Barcelona (no se cansó de declararlo y resultaba evidente en la cancha).

El Barça, y principalmente Messi y Suárez lo echarán de menos, aunque con certeza no tanto como ‘Ney’ los extrañará a ellos, pues se puede arrepentir de haber tomado una decisión en la que no escuchó a su corazón y sí a la razón.

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