Llegó la hora de decir adiós. Entre lágrimas y con una soledad espantosa, Iker Casillas ha dado la cara para expresar su sentir, para dar por hecho su partida y agradecer al Real Madrid por estos 25 años de carrera.

El club citó a una conferencia y había que estar ahí, en cuanto puso un pie en el lugar las fotos comenzaron a surgir, por lo que el guardameta les dijo que esperan, que las buenas fotos serían cuando llorara.

Y así fue, apenas comenzó su discurso y la voz se entrecortó, aseguró que leer lo que podría hacerse en 30 segundos le costaría una hora. Comenzó por agradecer la presencia de todos y por dejar claro lo que pasará con su carrera:

En primer lugar, gracias por estar aquí, por acompañarme en este momento tan especial. He venido a este gran estadio para despedirme de todos vosotros y en especial de los madridistas. Como sabéis, desde ayer dejé de pertenecer al Real Madrid. Me voy al Oporto por dos motivos: la primera la ilusión que me han transmitido desde el club portugués. Y segundo, por las muestras de cariño que he ido recibiendo a lo largo de estos días. He estado muy feliz y muy contento por ese interés. Lucharé al máximo para ganar todos los títulos posibles.

No dejó pasar de largo el apoyo de los fanáticos merengues, quienes según sus palabras no lo dejaron de alentar desde que su carrera era joven:

Ahora sí, me quiero dirigir a los madridistas. Ha llegado este día difícil, decir adiós a esta institución que me lo ha dado todo. Parece que fue ayer que con nueve años vestí por primera vez la camiseta del Real Madrid. Vi cumplido mi sueño. Durante todo este tiempo me he sentido muy querido y acompañado. Este club me ha formado también como persona y me ha ayudado a crecer. He tratado de llevar siempre sus valores.

 

Antes de terminar agradeció de nueva cuenta a los que le tendieron la mano, a los que a pesar de sus errores estuvieron ahí y dejó claro que quiere que lo recuerden por la persona y no por el futbolista que es:

Estas últimas líneas, se las quiero dedicar al madridismo. Gracias a vuestro apoyo incondicional. Por ayudarme a levantar cada copa, por estar ahí, por tenderme la mano y tirar de ella para levantarme. Quiero repetir una frase que he dicho siempre en las entrevistas. Independientemente de que haya sido buen o mal portero, espero que la gente se acuerde de mí por ser buena persona, con mis defectos y cualidades. Gracias, gracias, miles de gracias.

 

Así estuvo la emotiva despedida del hombre que se brindó a la institución blanca toda su vida, que sale de una forma poco decorosa, entre lágrimas y sin gran alarido más que un comunicado de prensa:

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