Con con 71 años y 3 meses, Óscar Tabárez, se convirtió en  Rusia, en el segundo entrenador más longevo en dirigir en una Copa del Mundo, tan sólo detrás de Otto Rehhagel, quién dirigió a Grecia en el Mundial de Sudáfrica 2010 a la edad de 71 años y 10 meses.

Sin embargo, la experiencia de Tabárez supera por mucho lo que ocurre dentro del terreno de juego. Le dicen el Maestro y no es de a gratis, pues antes de involucrarse en el fútbol, Óscar Tabárez era profesor de primaria, donde entendió que la educación y la formación de las personas van antes de cualquier profesión, así sean futbolistas.

Es por ello que sus métodos han trascendido a lo largo de diversas generaciones de futbolistas Uruguayos. Primero, dirigiendo a la celeste en el Mundial de Italia 90, para después regresar y tomar las riendas de la selección uruguaya por segunda vez en el 2006, cuando decidió implementar un método conocido como la ‘Triple E’, para encapsular los conceptos de explicar, entrenar y evaluar, porque para Óscar Tabárez la evaluación, no sólo se debe hacer en los triunfos, sino diariamente.

Y si en México se habla de procesos y de ‘mentalidad’, en Uruguay la clave ha sido el desarrollo, el trabajo y la humildad, tres valores que Óscar Tabárez se ha encargado de inculcar no sólo a la selección mayor, sino también a toda la estructura de selecciones nacionales, en donde implementó un programa en el que semanalmente se concentran los mejores prospectos juveniles para aprender los principios tácticos de la selección charrúa, pero también, para aprender valores como el dar las gracias, levantar sus platos después de comer, o suspender el uso de teléfonos a favor de incentivar la convivencia durante todas las comidas.

Este sistema, le ha permitido a la selección uruguaya, asumir una discreta transición de figuras en los últimos años, se fue Forlán, apareció Suárez, se fue Lugano y está Godín, Rodriguez se despide y aparece Torreira, todos sabiendo a qué se juega, cómo se juega y los valores que representan.  ¿Los resultados obtenidos?  Hoy tiene a Uruguay en los cuartos de Final de Rusia, pero no olvidemos que Sudáfrica 2010 llegó a las semifinales, que se proclamó campeón de la Copa América en el 2011 y que en Brasil 2014 firmó su ‘peor’ actuación mundialista al quedarse en los octavos de final.

Y es que como dice el propio Tabárez: “Los campeones no nacen en los gimnasios, nacen cuando hay alguien que tiene una visión, un sueño, o una meta”.

Una meta que a él mismo le obliga a afrontar día a día los dolores y molestias provocadas por el  síndrome de Guillain-Barré que sufre, una extraña enfermedad que no tiene cura y que daña los nervios, provocando debilidad muscular en las piernas y brazos.

Esta es la razón por la que el técnico de Uruguay dirige con la ayuda de bastón o de muletas, una imagen que duele, que conmueve, pero sobre todo que nos hace darle un mayor sentido a la frase que marcó su vida: “El Camino es la Recompensa”.

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