El futbol mexicano siempre nos da arbitrajes muy malos. Es una constante que además se está haciendo plaga mundial. Por supuesto, esto se tiene que exponer y sobre todo, criticar fuertemente para que las autoridades del deporte hagan algo.

Sin embargo, siempre hay una línea muy delgada entre hacer una crítica e insultar. José Ramón Fernández, con todos los años que tiene de experiencia debería ser quien más sabe de eso, o al menos eso se esperaría de él. El problema es que el periodista de ESPN rebasó el límite y llamó al árbitro de la final de vuelta, Isaac Rojas, una persona con Síndrome de Down.

En el minuto 1:01 se puede ver como Joserra decidió utilizar esa alteración genética como adjetivo para mostrar su punto, pero se equivocó. No, porque este fuera un insulto ni mucho menos para Rojas, sino por la forma despectiva en la que utilizó estas tres palabras.

Claro, el señor no tuvo de otra más que disculparse, pero el daño ya estaba hecho. Se reconoce que hizo bien en pedir perdón porque fue un comentario muy poco profesional. Empero, el conductor de Futbol Picante hirió a una comunidad de personas que son de los más inocentes y sobre todo, capaces de realizar cualquier actividad.

Y justo ahí, entra la responsabilidad de estar en un medio, en el que sea, no importa su tamaño. Desde un canal de televisión hasta un blog personal, todo está a la mano y se tiene que ser sumamente cuidadoso con lo que se dice y se escribe.

Se puede llegar a ser fuerte en las palabras, crítico en lo que las autoridades, futbolista o demás estén haciendo, pero jamás rebasar esa línea.

Con José Ramón el asunto es que se supone referente del periodismo deportivo en México y aunque no se pone en tela de juicio su calidad humana, pero ahora su profesionalismo quedó expuesto.

Además, no es la primera que hace, sino, hay que recordar cuando llamó al Morelia ‘pinche equipo mugroso’ en el Clausura 2011. Y no es comparación, porque las dos están mal, sino es una referencia del poco tacto que ha caracterizado al periodista.

Entre enojos y afán de criticar, a Joserra se le ha olvidado el respeto que debe de tener a los espectadores. Porque una cosa es hacer un chiste o retomar un meme, pero otra muy diferente es insultar despectivamente o tomar este alteración como adjetivo negativo.

Ahora, para mal Fernández Álvarez está en boca de todos y casi 50 años de carrera se olvidan por un error así.

Responsabilidad es la palabra clave en este juego donde todo, gracias al internet y redes sociales, se magnifica.

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