En febrero del año pasado, el defensor central del Stoke City Andy Wilkinson, recibió un balonazo en la sien en un juego de la FA Cup contra el Blackburn Rovers, el cual al momento le provocó una conmoción cerebral, y a pesar de esto jugó hasta el final del encuentro.

Sin embargo, ese golpe tuvo graves consecuencias como problemas en el cerebro, el cuello y la vista, sobretodo a la hora de entrenar, los cuales acarrea desde hace un año y por lo cual ha decido terminar su carrera tras 194 partidos con el club dirigido por Mark Hughes, con quien debutó en 2001.

Apenas el verano pasada, el jugador renovó por seis meses más su vínculo con el equipo de la Premier, aunque tras viajar en tres ocasiones a Estados Unidos para visitar a diferentes especialistas, éstos le recomendaron no seguir jugando para poder resolver sus problemas. Al respecto, el defensa inglés mencionó:

“Una volea me golpeó en la sien y me dejó en estado de shock. Corrí hacia atrás y perdí completamente la visión periférica por mi lado derecho. Como acababa de regresar al equipo no dije nada y jugué todo el partido sin ver por la derecha. He tenido vértigo, nauseas, problemas de equilibrio,  incluso he tenido complicaciones mentales, ira y pequeños episodios de depresión. Durante un año he tenido diferentes problemas en el cerebro, el cuello y la vista. Aunque mañana me levantara bien y me dijeran los médicos que estoy bien, no me la jugaría, el riesgo es grande”.

Por ello, a la edad de 31 años, Wilkinson ha decidido colgar las botas en busca de una plena recuperación, ya que cuando la vida está en riego, el futbol pasa a segundo plano. Aquí los dejamos con el mensaje que subió a su cuenta de Twitter, lamentando su repentino retiro del deporte que ama, aunque agradecido con los momentos que vivió en las canchas.

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