Decía Johan Cruyff que el futbol es un juego de errores, “Este deporte vive justamente de los errores, puesto que si todos jugaran perfectamente, los encuentros terminarían cero a cero”. Desde que el futbol es futbol, uno de sus códigos remite a que el jugador no se le debe señalar para mal.

Y el credo se acentúa entre quienes sostienen que los porteros, que habitan consigo mismo como un solo, tienen una sensibilidad especial. Son un caso aparte. Algo así escribió Eduardo Galeano sobre los porteros: “Lleva a la espalda el número uno. ¿Primero en cobrar? Primero en pagar. El portero siempre tiene la culpa. Y si no la tiene, paga lo mismo. Cuando un equipo tiene una mala tarde, es él quien paga el pato, bajo una lluvia de pelotazos, expiando los pecados ajenos”

Un extraño maleficio se pasea por Rusia, será que es la estela que dejó la pifia tremenda de Karius, será que los guantes ya no son de acero, y que los nervios ya no son de hielo.  O será que una ‘extraña maldición’ cubre el Mundial. 

Maldición? Muslera cometió el error en la misma portería de ‘Willy’ Caballero

El azar se ha burlado de todos en Moscú. El destino es un cobarde, dicen por ahí.  Algo extraño ocurre en el Estadio Nizhni Nóvgorod, escenario donde se vieron dos de los peores errores de Rusia 2018.

El primero protagonizado por Wilfredo Caballero en el 3-0 de Croacia ante Argentina y ahora con Fernando Muslera en la eliminación de Uruguay ante Francia. Es una desgracia que hoy une a los del Río de la Plata. El mismo estadio, la misma portería.

 

De Gea es punto y aparte. El portero español siempre defendió los tres palos con una nube gris en su cabeza.  David recibió 13 tiros de gol y sólo paró uno; además se desprende que fueron siete tiros los que llegaron directo al arco y sólo paró uno, mientras que los seis restantes fueron ocasiones que la defensa tapó.

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