En la NBA se dan mucho las lesiones en el rostro. Aunque no lo parezca, la cara siempre está expuesta a codazos y golpes cuando se está cerca de la canasta.
Así, la solución no siempre es la más ortodoxa, pero muy llamativa. Cuando hay fracturas de nariz o de pómulo si la cosa no es muy grave los atletas sí pueden volver, pero con una condición. En la liga hemos visto a más de uno regresar pero con una máscara.
El último que hizo su retorno así fue Kyrie Irving, con los Boston Celtics. El base se perdió un partido por un golpe en el la cara y regresó pero con ese look digno de Halloween. Sin embargo, no es la primera vez que le toca usar esta “careta”. En su época con los Cleveland Cavaliers también la usó por una nariz rota.
Y claro, tampoco es la primera estrella de la NBA que tienen que ocupar esto para seguir jugando y no poner en riesgo su cara. Haciendo memoria, hay algunos que hasta marcaron época.
El primero del nuevo milenio se podría decir que fue Richard Hamilton. Ese jugador que formó parte de unos Detroit Pistons campeones y que tenían en sus filas a Ben Wallace, Chauncey Billups y Tayshaun Prince. Hamilton sufrió múltiples fracturas de nariz y los doctores le recomendaron usar máscara. De ahí jamás se la quitó y se hizo emblemática.
Desde ese entonces otros más la ocuparon por cuestiones médicas, pero pocos la lucieron como él. De las otras estrellas que cubrieron su cara para cuidarse hay dos de los mejores de la historia.
Kobe Bryant la usó en el año 2002 después de sufrir una lesión. La ocupó casi toda la temporada pero eso no le impidió promediar 25 puntos por encuentro.
Otro que se rifó así fue LeBron James en el 2014, cuando todavía estaba con el Miami Heat. Eso sí, fue su última temporada con este equipo para después volver con los Cavs.