Por Daniel Montes de Oca | @montesdeoca11

Cada que Lionel Messi le recuerda al mundo que es humano ‘elige’ el peor momento.

Y cualquiera sería un mal momento tratándose de Leo, porque existe la errónea pretensión de que en cada partido debe ser el héroe.

Pasa que cierto día, de esos pocos habituales, el ‘10’ no marca tres goles o mínimo uno que defina el encuentro, y es entonces cuando se desata una ‘masacre’ colectiva de críticas en su contra. No importa si puso cuatro pases de gol servidos en bandeja que sus compañeros erraron, es su ‘culpa’ porque resultaron insuficientes.

Messi es un cagón”, “Messi nunca ha ganado un Mundial”, “Messi no siente la playera de Argentina”, “Messi no falla esos goles en el Barcelona”, “Andá a cagar, Messi”… Eso y más se le dedica a ‘La Pulga’.

Lo cierto es que jugando mal, Messi siempre es el mejor de su equipo, sea el Barça o la albiceleste. Pero no es suficiente, él debe quitarse a ocho rivales y marcar el gol decisivo que desate la euforia de los hinchas hambrientos, y con eso apenas estará cumpliendo con su ‘deber’. Porque es Messi.

En los escasos partidos que Jorge Sampaoli lleva al frente de Argentina ha declarado lo mismo al final de cada uno: “Hoy Leo ha estado por encima del resto”. No hay novedad alguna en ello y sí mucha insuficiencia en caso de que el rosarino no haya sumado un ‘hat-trick’. Y es una realidad que con su selección eso no ha pasado.

Messi vive su mejor arranque goleador en el Barcelona con 11 tantos en apenas siete fechas, y lo siguiente sonará a contradicción, pero más allá de los números, el considerado ‘mejor jugador del mundo’ lleva varios partidos (entre el Barça y la albiceleste) jugando mal.

Pese a una creencia general que carece de análisis y conocimiento, marcar goles no es sinónimo de jugar bien. Y Leo anota casi siempre, pero últimamente su desempeño no tiene las luces que suelen enmarcar su grandeza.

Los cuatro partidos más recientes de Messi (tres con el Barcelona y uno con su selección), el ‘10’ ha estado lejos de su mejor versión sin que esto signifique que en alguno de ellos no fue decisivo: frente al Girona, Sporting de Portugal, Las Palmas y ahora Perú, conocimos una versión poco vista del ‘mejor del mundo’.

Apareció el Messi errático que falla pases de trámite, el que pierde balones que dejan mal parados a los suyos en el contragolpe, el que es incapaz de marcar de tiro libre más allá de tener oportunidades hasta el cansancio.

La temporada pasada Leo llegó a tener un promedio impresionante en cuanto a efectividad al ejecutar faltas. Metía un gol en cada tres disparos; hoy suma más de 10 sin anotar de tiro libre. Contra Perú tuvo uno en la agonía del juego y el balón ni siquiera libró la barrera.

Messi falla, Messi es humano. Y para sus detractores en la lista de sus grandes ‘pecados’ estarán de por vida el penalti errado en Champions League ante el Chelsea, el de la Final de Copa América frente a Chile, que no haya metido un tiro libre en el último minuto ante Alemania en la Final del Mundial, y algunos más. Motivos para ‘putearlo’ sobran.

Con más de 30 títulos ganados con el Barcelona, cinco Balones de Oro y toda clase de récords individuales, Messi tiene una cita decisiva el próximo martes ante Ecuador: Es la cita de su vida, de su historia, de su legado. El mejor del mundo no puede ni debe perderse la justa en Rusia 2018.

El próximo partido Messi tiene prohibido recordarle al mundo que es humano…

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