Son tantas las dificultades de integración para los inmigrantes en Europa que la segunda generación se integra a menudo menos que la primera, dice una encuesta publicada por el Ined y el Instituto Nacional Francés de Estadísticas (Insee). Y a pesar de ello, los inmigrantes, se adhieren ‘masivamente’ a su nuevo país.

Los inmigrantes se tropiezan regularmente con la voluntad de los Europeos de remitirlos a sus orígenes, y sin embargo, en el Mundial, todos los quieren en sus Selecciones.   

 

Un Mundial multicultural

Mientras en el mundo muchos países cierran sus fronteras a los extranjeros, en Rusia 2018 las selecciones muestran su poderío con jugadores hijos de la migración o que adoptaron la camiseta que llevan. La selección francesa es un claro ejemplo.

Mbappé, la nueva joya Francesa, es hijo de madre argelina y padre camerunés, un hijo de migrantes. Es el abanderado de una selección llena de jugadores estelares, la mayoría de ellos con padres nacidos en las antiguas colonias francesas o nacidos en otros países y ahora parte de ‘Les bleus’, la selección de Francia, un país que los rechaza por no tener una verdadera “francesidad”.

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¿Qué es la “francesidad”?

La noción de “francesidad”, el hecho de ser percibido como auténticamente francés, “no es atribuida con base en la nacionalidad o los códigos culturales como la lengua”, sino en funcion de “los que se parecen o no a los franceses”, explica a AFP Cris Beauchemin, investigador del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (Ined).

14 ‘Franceses’ no nacidos en Francia

Paul Pogba, es hijo de padres llegados de Guinea, el defensa Rafael Varane tiene raíces en Martinica. Otros dos titulares indiscutibles, N’Golo Kanté y Blaise Matuidi, tienen ascendencia de Mali y el Congo. El defensa Samuel Untiti nació en Camerún, Tomas Lemar en la isla de Guadalupe y Steve Mandanda en el Congo.

Bélgica, otra selección Internacional

Luego de debutar con la Selección de Bélgica en Rusia 2018, Romelu Lukaku, el ‘9’ del Manchester United narró al portal Players Tribune el dilema de sentirse extranjero en su propio país. “Cuando las cosas iban bien, los diarios me llamaban ‘el delantero belga’. Cuando iban mal: ‘el delantero belga de ascendencia congoleña’”.

Lukaku, nacido en Amberes, comparte los mismos orígenes que Kompany, Boyata, Tielemans y Batshuayi, pero la multiculturalidad de los Diablos Rojos no termina con ellos. Fellaini (Marruecos), Carrasco (España), Witsel (Martinica) o Moussa Dembélé (Mali) también son hijos o nietos de migrantes.

Lo que Europa le debe a su Inmigrantes

Hace unos días,  The Times of India es bastante ilustrativo al respecto: tres de las cuatro selecciones semifinalistas deben más del 47% de sus jugadores a la inmigración.

Racismo después del Brexit

Después del Brexit, una encuesta mostró que el racismo aumentó en el Reino Unido. En la selección el tema es dejado de lado, no cuenta.

 

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Inglaterra tiene un plantel diverso también. Raheem Steerling, por ejemplo, nació en Jamaica, y sus compañeros Marcus Rashford y Ashley Young son hijos de padres jamaiquinos. El delantero Dele Alli tiene padres argelinos y Kilie Walker es hijo de antillanos.

En total, 82 futbolistas que participan en Rusia 2018 no nacieron en el país por el que juegan. De hecho, 22 de las 32 selecciones tienen al menos un jugador nacido fuera de sus fronteras. La mayoría emigró de niño al país adoptivo, como el caso de Gotoku Sakai, el único jugador nacido en EE.UU. que se mudó a los 2 años de Nueva York a Japón, la tierra de su padre.

Pero sin duda el caso más llamativo fue el de Marruecos, ya que 17 de sus 23 seleccionados llegaron de otra nación de origen.

Y a pesar de las políticas contra  los migrantes, Rusia se ha transformado en una especie de embajada multinacional. En pocas palabras, lo que el futbol ha unido que no lo separe la política.

 

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