Por sexta ocasión en su carrera Novak Djokovic consiguió levantar el trofeo de campeón del Australian Open, por segunda ocasión consecutiva en un enfrentamiento con Andy Murray, a quien dejó en el camino para coronarse en el primer Grand Slam del año.
Dos horas y 53 minutos fueron suficientes para dejar el marcador 6-1, 7-5 y 7-6 y así abrirse paso en el primer grande de la temporada, el sexto triunfo en Melbourne, el décimo primer GS de su carrera y así igualar nombre como el de Roy Emerson, Rod Laver y Bjorn Borg.
Hoy por hoy, como lo demuestra en cada juego, Nole hace su labor, pero tiene en mente algo más que levantar el trofeo de Australia: hay que alcanzar los 17 triunfos que tiene Roger Federer en su historia, lo máximo alcanzado.
Es complicado imaginar que esa carrera se vea truncada por alguien o por algo, parece que solo un milagro nos privará de ver como el serbio se convierta en el más ganador de la historia y así extender su legado.
Hay una frase hecha que hoy aplicaría perfecto en esta disciplina: El tenis es un deporte que se juega uno contra uno, en el que siempre gana Novak Djokovic.
