Lo del Pachuca con sus talentos se está convirtiendo en un extraordinario vicio. Un negocio redondo para todos. Gana el dueño, ganan los futbolistas y se encumbra en cierto modo el futbol mexicano.

El futbol es un negocio y eso hace más que bien el club de Hidalgo. Los muchachos de Jesús Martínez no tienen otro dictado que divertirse, ya sea en las aulas, o en las canchas, donde las sonrisa les brota con la mayor normalidad.

A diferencia de otros clubes que van tan sobrados lanzando cheques en busca de diamantes, Pachuca se suelta los grilletes y sigue una estrategia simple: la academia y el desarrollo de talentos extraordinarios.

 

¿Pero cómo trabaja el Pachuca?

La formula es básica. Pachuca se lanza a la búsqueda de jóvenes. Mientras algunos equipos de alcurnia dependen de las estrellas, los Tuzos prefieren ser futuristas. Preparar en vez de depender.

Desde Hidalgo, contrataron a entrenadores que habían trabajado en Inglaterra, España, Argentina y Holanda. Se concentran en darles peso a la educación, la nutrición, las ciencias de los deportes y el entrenamiento consistente en todos los niveles, para edades de 10 años en adelante.

“Traemos a los mejores mexicanos de unos 14 años, los ponemos con los mejores elementos para que puedan desarrollarse y así podemos aspirar a tener los mejores jugadores de México”, le dijo Marco Garcés, director deportivo del Pachuca al diario The New York Times.

Con el permiso de Guardado, Rafa Márquez, ‘Chicharito’ Hernández, el mundo seguirá, y a Héctor Herrera, Hirving Lozano, Erick Gutiérrez,  les queda un mundo por delante. Futbolistas de hoy para el mañana de México.

“Dejando de lado los resultados, se siente bien dar oportunidades a jóvenes mexicanos. Cuando ves al Chucky o al Guti marcar goles, te acuerdas de cuando estuvieron aquí”, señala Marco Garcés.

En Pachuca, el día inicia muy temprano

En la academia, el día está programado con precisión. Arranca a las seis de la mañana, los jugadores tienen cinco minutos para salir de la cama, y quince para bañarse.Le dedican  dos horas al entrenamiento; cincuenta minutos de clases de matemáticas y cuarenta minutos de clases de español y después setenta minutos para tiempo libre. Están de vuelta en la cama a las diez de la noche. Y así los cinco días de la semana.¡Vaya jornada! 

Un plan para cada futbolista

De acuerdo a The New York Times, En la entrada del comedor principal de la escuela del Pachuca, los jugadores ponen los dedos en un escáner que imprime un boleto para la comida específica de cada uno: uno morado significa una ración doble de carbohidratos para los que están bajos de peso; naranja, menos carbohidratos para los que necesitan perder kilos, y verde, una comida estándar.

“Los carbohidratos son la gasolina de los futbolistas”, dijo Garcés. “Sus dietas suelen ser altas en proteínas y grasas. Así que nosotros reducimos las proteínas y aumentamos los carbohidratos: más frutas, verduras, todavía con algunas proteínas”.

La mayoría de los programas se enfocan en el pasado. Este, ve hacia el futuro.

¿Y en la cancha?

En el campo, la academia enfatiza una forma de juego específica en todas las categorías: defender y atacar a velocidad. de acuerdo a Hans Westerhof, un iluminado del futbol y DT de algunos equipos de la Liga MX.  El entrenamiento físico riguroso no comienza sino hasta que los jugadores tienen quince años: un intento por evitar lesiones y agotamiento.

Y así con trabajo, dedicación, tiempo y esfuerzo la generación dorada alcanzó sus sueños. Hirving Lozano, Erick “Guti” Gutiérrez, de 23 años, y Héctor Herrera, de 28, son la mejor veta del futbol mexicano.

*Con datos de The New York Times

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