Por Daniel Montes de Oca | @montesdeoca11

“Si la gente sale del campo y se ha divertido, ya hemos ganado”.

Esta filosofía define a Paco Jémez, entrenador español nacido en Las Palmas de Gran Canaria, pero criado en Córdoba.

“Algunos dirán que en el futbol sólo interesa ganar. Y otros, más cándidos, seguimos pensando que si esto es un espectáculo, también importa gustar”, dice Jorge Valdano. Y así de ‘romántico’ es Jémez.

El entrenador de Cruz Azul, de quien se acaba de confirmar su permanencia en el equipo, tiene 47 años, fue un futbolista mediano que se desempeñó como defensa central; minucioso, observador y muy disciplinado.

Hace una década inició su carrera en la dirección técnica en equipos de la Tercera y Segunda División española (Alcalá, Córdoba, Cartagena, Las Palmas), donde consiguió un par de ascensos; y en el máximo circuito ibérico se dio a conocer con el Rayo Vallecano, además de un paso fugaz esta temporada con el Granada.

No son los números los que definen a Jémez y eso quedó claro en su primera campaña con La Máquina, pero sí una filosofía que pondera jugar bien como el camino más eficaz hacia la victoria.

Se siente afín a Marcelo Bielsa y Pep Guardiola, y considera que se le puede juzgar por muchas cosas, menos por ser infiel a sí mismo.

“Me interesa más el cómo. En el futbol de alta competición es difícil encontrar a alguien que se enfade por no jugar bien cuando el resultado es bueno. Parece que el resultado lo enmascara todo. Jugar mal y ganar parece válido. A mí no me gusta esa idea. Yo quiero que mi equipo gane mereciéndolo y eso pasa por hacer lo que hacemos en los entrenamientos.

“Claro, en competición cuando dices que lo importante es cómo juega tu equipo no todo el mundo está de acuerdo. Lo que prima son los resultados y es verdad. Los clubes se mantienen con los resultados, no conozco a ningún equipo que no salga con intención de ganar”, dijo en una entrevista con la Revista Líbero en 2014, en donde dejó al descubierto sus conceptos, ideas y obsesiones.

En 2013, el exdirector general del Real Madrid, Jorge Valdano, sugirió a la dirigencia merengue que buscaba técnico, voltear los ojos hacia Paco Jémez, “por su convicción y capacidad de seducción”. No sucedió.

Arrojado, valiente, persuasivo y renuente a la mediocridad, Jémez fue capaz de meterse al Camp Nou a enfrentar al Barcelona con el Rayo Vallecano, y pelearle la posesión de la pelota. Así le fue. La mayoría de los duelos salieron goleados, y alguna vez con derrota por la mínima diferencia.

“La credibilidad se gana sobre todo en los malos momentos, en los buenos es fácil escoger caminos, pero en los malos decidir no cambiar es difícil. Si algún día me echan me tendrán que echar pero habré hecho las cosas como yo quiero. O incluso como quiere el público.

“Necesitamos valientes, con carácter, gente sin miedo a fallar, gente convencida y con ganas de disfrutar. Yo siempre huyo a la mediocridad”, dijo en la entrevista citada.

Cuando Jémez llegó a México estaba al tanto de la urgencia por un título en Cruz Azul, sabía que ronda las dos décadas de sequía y el reto lo sedujo… Y si hemos de intentar ser objetivos en el análisis, el español quedó muy lejos de las expectativas.

El equipo jugó bien algunos partidos, el reiterado discurso de “llegamos pero no concretamos”, fue medianamente cierto, pero también que el entrenador no fue capaz de explotar a una plantel muy bien reforzado que como mínima exigencia debía estar en la Liguilla.

Jémez está en deuda y por eso se queda en México. De cobarde no se le puede tachar. Tuvo un torneo de aprendizaje bastante duro, por lo que en el segundo la exigencia será mayor para él y Cruz Azul.

“Mi mujer me dice que tomo la vida muy alegremente, me gusta arriesgarme, montarme en todo, tengo heridas por todos lados y mi mujer dice que no hace falta arriesgar tanto.

“Por eso si no vives la vida de manera valiente, es difícil… Se juega como se vive, se respira y como se entrena.

“Yo en el futbol no veo el techo del riesgo porque estamos intentando conseguir metas  En un deporte como el futbol en el que te estás midiendo a alguien, si eres más valiente que el de enfrente ya tienes una ventaja”.

El aspecto mental es un lastre que los futbolistas actuales de La Máquina arrastran, pues se les achacan 20 años de fracasos. Jémez tiene clara la importancia de las emociones en el juego y, se dice, que es un buen gestor de las mismas.

“El futbol es bestial a nivel mental: te pone abajo o arriba en media hora. Y si no gestionas estos estados de ánimo, te consume.

“Saber lo que quieres es importante para que no te destrocen el futbol, la afición, los medios. Pero si dependes del resultado serás una veleta.

“Los que disfrutan son los que ven el resultado como una consecuencia de cómo haces las cosas”.

La críticas hacia Jémez en el medio deportivo mexicano iniciaron antes de que el español fuera anunciado de forma oficial como el nuevo director técnico de Cruz Azul. Que no ha ganado nada, que cuáles son sus méritos para llegar a la banca de un ‘grande’ de México, que viene “a vender espejitos”, etcétera.

Y lamentablemente para él, en cinco meses le dio la razón a sus detractores, pues La Máquina sumó seis torneos sin clasificar y tuvo momentos realmente inverosímiles durante las 17 fechas: partidos perdidos o empatados en el último minuto, el gol del Conejo Pérez, y peleas del técnico con la prensa, entre otras situaciones de esas extrañas que solo le pasan a Cruz Azul.

La apuesta por la continuidad del español es un cambio de fórmula en el conjunto celeste, porque no está echando de nueva cuenta al técnico para empezar de cero otra vez. Jémez trabaja y eso difícilmente se le puede cuestionar; ahora, faltan los resultados, que no son poca cosa y mucho menos en un club que tiene dos décadas inmerso en una pesadilla.

Paco Jémez, es tiempo de pasar de las palabras a los resultados.

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