Hace cuatro años, Diego Morales y yo estábamos escribiendo una serie de podcasts sobre la Selección Mexicana. En uno de los episodios, Die retomó el golazo contra Italia en Corea-Japón 2002. “Ese gol de Jared Borgetti es difícil de describir porque aún viéndolo en la tele quedan dudas de cómo hizo para llegar de espaldas a la portería y con la marca encima, cabecear en el ángulo perfecto, girar el cuello y darle la fuerza exacta para cambiar la trayectoria del balón y dejar a Buffon completamente estático.”

Siempre he sabido que mi amigo es un escritor estupendo, pero en aquella ocasión me asombró la naturalidad y la nitidez con la que pintó esa acuarela del gol de Jared. Cuatro años después, cuando estábamos trabajando en el prototipado de Las Cosas que da el Futbol, le pedí que explotáramos esa habilidad suya para pintar escenas -propias y ajenas- en la imaginación de las y los escuchas.

Con eso en mente, empezamos a escoger imágenes muy cargadas de significado. Lo primero que llamó nuestra atención fue que no nos fuimos tanto por el instante. Por ejemplo, pudimos haber dicho “el 7 a 1 de Alemania contra Brasil en 2014” o “la eliminación de México contra Bulgaria en el 94”. Pero no, realmente vimos las fotos que están grabadas en nuestra mente.

Diego tenía clarísima la de Ronaldo con los botines colgando, una fotografía de Oliver Berg que exploramos en “Futbol S.A. de C.V.”. Yo, la de Roberto Baggio con la mirada en el suelo, de Luca Bruno.

Como les compartimos en “Una oda a la derrota”, cuarto episodio de Las Cosas que da el Futbol, llegó un momento en el que Diego y yo nos dimos cuenta de que la mayoría de las imágenes que escogimos para iniciar los capítulos de la serie son precisamente de nuestros ídolos en momentos dolorosos. De ahí que nos preguntáramos, ¿por qué será que las imágenes de la derrota se vuelven tan icónicas como las de la victoria? 

Responder esa pregunta no iba a ser fácil, así que se me ocurrió buscar al autor de algunas de mis fotografías favoritas de los últimos tiempos. Una de ellas es esta de Barcelona en la despedida de Xavi. Y, claro, otra es la de Messi levantando el puño con la afición en la remontada contra el PSG. 

Santi Garcés / photographer

Santiago Garcés es un fotógrafo mexicano afincado en Barcelona. Nos recibió en su estudio… vía Zoom y nos regaló una plática muy interesante sobre su arte, su oficio y la manera en que conjuga todo esto con el futbol. Fue así que logramos -creo yo- un relato integral sobre dos ángeles del futbol que han rozado el infierno, un infierno tejido con nuestra obsesión con el melodrama, ese género dramático que nace del chisme y de la necesidad de tener héroes y villanos, como si no hubiera nada en medio.

Creo que ver las cosas desde los extremos ha fomentado que las narrativas de los medios sean así: extremas. O amas a Carlos Vela por el juego más estilizado que ha dado este país… O lo ODIAS porque así lo dicen los “analistas” de la tele. Y eso, se dicen “analistas”, pero nunca les he visto dibujar una propuesta táctica real o que tengan una noción clara sobre un sistema (creen que el catenaccio es solamente es defender y que Italia sigue jugando a eso).

Los programas deportivos que podemos clasificar como hablados (tanto en tele como en radio), han dejado de ser un rato para disfrutar lo mejor del juego que amamos y se han convertido en una plataforma cuyo principal objetivo es discutir y dividir. Esa cultura ha erosionado nuestra forma de pensar y en consecuencia, de actuar.

Hace poco vi un clip en el que Marion Reimers le dijo a un conductor que no le faltara al respeto. No pongo el link porque seguramente ya lo vieron, y porque no quiero fomentar el consumo de esos contenidos. Sin embargo, no puedo obviar que fue un intercambio de mala vibra y pedantería. Ahora bien, lo que ocurrió en la tele tuvo secuelas nefastas, entre ellas cascadas de comentarios misóginos… los enésimos contra Marion.

Uno que me pareció el colmo decía que es insostenible que ella le falte al respeto a su interlocutor. Pero, claro, sí es sostenible que entre hombres se insulten constantemente, que se llamen idiotas, que se zapeen y, por supuesto, es sostenible que un “comentarista” compare la acción de un portero con un feminicidio. De hecho, ese mismo “comentarista” dijo que Marion le está cerrando las puertas a las mujeres en el periodismo deportivo.

Son de esas expresiones que me dejan pasmada, sin palabras. Afortunadamente, hay personas con mejor capacidad de reacción como Ana Paola López Yrigoyen, quien escribió algo que me pareció muy poderoso, un hilo que sí vale la pena compartir:

Al igual que Ana Paola, Diego y yo deseamos que “vayamos cambiando los formatos de los programas deportivos de ‘análisis’, los cuales siguen forzando el disenso no sano para ‘vender’.”

Cuando era joven participé en diferentes espacios de periodismo deportivo en radio. No cambiaría nada porque conocí a personas entrañables -amigos para la eternidad- y tuve el gusto de cantar los goles de Italia contra Alemania en 2006. Sin embargo, no volvería a ese camino porque a mí lo que me interesan son las historias acerca de la gente y de cómo un juego que se trata de 22 futbolistas que intentan patear y conducir la pelota lo mejor posible, nos habla de cosas poderosas como la historia, la literatura, la política o la fotografía.

Santiago Garcés lo dijo muy bien: “soy muy, muy fan del deporte en sí mismo, de lo que es el futbol, de lo que transmite, de la fuerza que tiene y hasta dónde puede llegar y del vínculo que puede crear con la gente y de la potencia que tiene este deporte. Disfruto del futbol, disfruto de un partido bueno y disfruto de verlo en el campo. Claro, tengo mis equipos predilectos, pero sobre todo, el deporte es lo que me fascina.”

La derrota es parte de ese deporte. Una parte dolorosa, pero que también puede ser hermosa. En ese sentido, nuestro realizador sonoro Carlos “el Santo” Domínguez trabajó con la idea de resaltar los sentimientos que podrían evocar las palabras del guión. “El Santo” puso la lupa del oído en la palabra “derrota” y cómo es que llega a verse opacada por la alegría y los colores y pirotecnia de la “victoria”.

El resultado es un diseño sonoro que materializa esta gran frase de Santi: “Muchas veces las derrotas, cuando son bien llevadas, son mil veces más bonitas que una celebración pletórica.”

Ojalá que disfruten “Una oda a la derrota” y todas Las Cosas que da el Futbol.

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