Los Green Bay Packers estaban con marca de 7-6 y con posibilidades de meterse a los playoffs. Además, tenían la gran noticia de que su mariscal de campo, Aaron Rodgers, estaba de vuelta.

El QB estuvo ocho semanas fuera por una fractura de clavícula. Brett Hundley lo sustituyó y ahora, con ese récord ganando los tres siguiente partidos prácticamente se metían en postemporada. Así, se enfrentaba a los Carolina Panthers.

Las cosas comenzaron de manera extraña. En su primer serie lanzó pero se notaba que no tenía la mira bien puesta. Pases atrasados y muy bajos. De ahí, tomó poco de ritmo y logró su primer touchdown en su retorno.

Todo iba bien, pero de ahí se notó que tenía mucho tiempo sin jugar. Fueron tres intercepciones las que lanzó. Algo así no le pasaba desde el 8 de noviembre del 2009 ante los Tampa Bay Buccaneers.

Y claro, la línea ofensiva y la defensa poco le ayudaron. Cam Newton se dio vuelo y lanzó para cuatro anotaciones y por si fuera poco, corrió para más de 60 yardas. Por otra parte, a Rodgers lo capturaron tres veces y una de ellas en cuarta oportunidad.

Con todo esto, es obvio que los Packers no ganaron. El marcador terminó 31-24, estuvieron cerca por un momento, pero los locales les pusieron un alto. Por lo tanto, Green Bay se queda fuera de playoffs y lo más seguro es que a Aaron lo descansen.

El QB de los Cheeseheads no se vio mal, pero tampoco como el Rodgers que conocemos. Estuvo ligeramente errático, las cuatro entregas de balón fueron cruciales, y con eso, la temporada terminó.

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