Aaron Rodgers dio tranquilidad a los aficionados de los Packers al salir al emparrillado después del esguince en la rodilla izquierda en la primera semana contra los Chicago Bears.
El quarterback de Green Bay jugó el partido completo en la segunda semana contra los Vikingos de Minnesota en el empate 29-29, lo que dejó de cierta forma tranquilos a los aficionados de los Packers, pero no así al cuerpo médico y al propio jugador.
La lógica indicaría que con el pasar de los días, la rodilla de Rodgers será más estable y el susto de la primera semana sólo quedará en una anécdota, pero el propio jugador indicó que el temor es que su rodilla empeore a lo largo de la temporada.
“Obviamente no estará al 100 por ciento, así que ajustaré de acuerdo a cómo me sienta e intentaré jugar así. Ojalá que esto vaya hacia el otro lado”, explicó el líder de la franquicia.
Durante el partido del domingo, Rodgers completó 30 de 42 pases, un touchdown. Debido al calor, aseguró que sintió mejor su rodilla de lo que esperaba, sin embargo, al igual que en la semana pasada, no participará en la mayoría de los entrenamientos para darle prioridad a su rehabilitación.
“Sólo depende de cómo vaya la semana con la rehabilitación y recuperación. Me encantaría estar mejor que la semana pasada en cuanto a salud, pero hay factores que están fuera de mi control”, explicó, pero ojo que en ningún momento ha dicho que se perderá el partido contra los Redskins.
De seguir así, Aaron Rodgers le daría un descanso adecuado a su rodilla a finales del mes de octubre, cuando a los Packers les toque descanso en la semana siete.
