Por Daniel Montes de Oca | @montesdeoca11

“No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo. México es el país más surrealista del mundo”…

André Bretón, el fundador del surrealismo como corriente cultural, no conoció ni por asomo el futbol azteca, pero su sentencia embona perfecto con el conjunto nacional que nos representa en la Copa Oro.

La imagen del partido ante Curazao, una isla de menos de 200 mil habitantes, se presentó en el minuto 92 con el 2-0 que consiguió Edson Álvarez: los futbolistas mexicanos en la cancha, y los directivos y técnico en el palco, se abrazaron como si el gol significara el título del torneo y algo más…

El Tri cierra la primera ronda de una justa paupérrima con dos victorias (3-1 a El Salvador y 2-0 a Curazao), además del empate (0-0) con Jamaica, lo cual le alcanzó para colocarse en Cuartos de Final como primero de grupo, y en dicha instancia se enfrentará a Honduras el próximo jueves.

La realidad es que con lo mostrado hasta ahora por este equipo B no le alcanzará para levantar el trofeo, mucho menos si tomamos en cuenta que Estados Unidos (con quien hipotéticamente se encontraría en la final) ya se reforzó con seis futbolistas, y por lo menos cuatro de ellos son ‘peces gordos’.

De nuevo el portero nacional, en este caso Jesús Corona, fue la figura del partido, evitando por lo menos tres oportunidades manifiestas de los caribeños, que se sacudieron complejos de inferioridad y por momentos le dieron ‘toque’ a México. Por surrealista que parezca.

Nada más 10 cambios aventó Juan Carlos Osorio en la alineación para este juego con relación a los que enfrentaron a Jamaica, y aunque esta vez hubo mayor congruencia en las posiciones de los futbolistas, el nivel fue el mismo: de pobre para abajo, lo cual se asume lógico si no hay una idea ni el dominio de un sistema.

El Tricolor se fue al frente en el marcador justo en el momento que más padecía: López, de brillante primer tiempo y oscuro complemento, desbordó y metió un centro espléndido que Sepúlveda conectó para anotar y ocultar las carencias nacionales. Minutos antes, Corona había realizado una atajada monumental en un mano a mano.

Además del guardameta tricolor, Elías Hernández, que ingresó unos minutos, Érick Gutiérrez, y por momentos Orbelín Pineda, fueron de lo poco rescatable de México, sin que tampoco pueda hablarse de actuaciones sobresalientes.

Este equipo no tiene un centro delantero confiable (ni tampoco en otras posiciones), pues Martín Barragán no es jugador de Selección B, C ni X y lo demostró ante la aparentemente débil Curazao. En la banca se quedó Érick Torres, quien tampoco es una solución.

Otro que dejó de manifiesto que su proceso va demasiado rápido en la escuadra nacional es César Montes: fue colocado como central por izquierda, cierto, a perfil cambiado, pero el joven de Rayados padeció de sobremanera un partido que tampoco representaba gran exigencia.

Sigue sin quedar claro cuál es la verdadera Selección Mexicana, pues los múltiples cambios de un partido a otro nublan la posibilidad de un análisis fidedigno; sin embargo, lo que tienen en común las diferentes alineaciones presentadas por Osorio en la Copa Oro es su pobre rendimiento ante rivales que ni siquiera son los más ‘fuertes’ de la Concacaf.

Se mencionó en días pasados que el técnico tricolor ‘decidió’ no reforzar al equipo para la fase decisiva del torneo, situación que permite el reglamento, pero lo cierto es que no había posibilidad de que lo hiciera, pues los clubes en México no le iban a prestar a sus jugadores justo cuando está por comenzar el Apertura 2017.

Atendiendo a la frase del padre del surrealismo, a este equipo mexicano no se le puede entender desde la razón, pues su técnico adolece de la misma; por ende suena más lógico explicar un alarmante desempeño a partir de lo absurdo.

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