¿Quién diría que sentarse todo el día en el sillón para jugar videojuegos sería más productivo que ser un atleta? Así como lo escuchan, ser un gamer profesional deja más dinero que llegar a los Juegos Olímpicos para representar a tu país.
Últimamente se han puesto de moda los torneos de videojuegos en los cuales jugadores profesionales compiten entre sí para salir victoriosos. A veces participan en equipos y otras lo hacen individualmente, pero el objetivo es uno mismo: una gran cantidad de dinero.
En la justa deportiva, el Comité Olímpico Internacional (COI) no otorga ningún tipo de pago a los atletas que compiten, eso le corresponde a los organizadores de cada país.
Claro, es cuestión de cada nación pero con respecto a sus posibilidades en cuanto a lo deportivo y económico. Por ejemplo, Estados Unidos, país con más representantes en la cita veraniega con un total de 556, otorga 25 mil dólares a sus medallistas de oro, 15 mil a los de plata, y 10 mil a los de bronce.
En comparación con los gamers, la situación cambia radicalmente. En el torneo de este año de Defence of the Ancients 2 (Dota), participarán 90 jugadores y entrenadores de 22 países. la bolsa acumulada es de 20 millones de dólares y el equipo ganador se llevará 9 millones divididos en los cinco o seis integrantes. Los conjuntos que queden hasta el fondo, se llevarán un premio de consolación de 101 mil 395 dólares.
Ahora bien, fuera de lo que ganan al participar, hay que mencionar a los patrocinadores. En el deporte, normalmente son las marcas de ropa las que dan más dinero para que los atletas porten su indumentaria. En los llamados eSports, las representaciones vienen de parte de marcas de comida, computación o automóviles.
En caso de no ser patrocinados, los deportistas deben dejar todo en su competición, ya que puede ser su única vía para tener ingresos.
En Río 2016, diversos atletas son capaces de ganar más de una medalla, lo que les permite ganar más dinero. Dos de los ejemplos más claros de estos juegos Olímpicos son los estadounidenses Michael Phelps y Simone Biles, quienes ya cuentan con más de una presea.
Así que ya lo saben, cuando les digan que los videojuegos no les dejará algo en la vida, siempre pueden optar por dedicarse profesionalmente a ellos.
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