Si hay una canción por la cual se recuerda a New Order, esa es “Blue Monday”, la cual fue lanzada un 7 de marzo en 1983 como un single y desde que esto ocurrió, llegó a vender más de 700 mil copias. Actualmente, es considerada como un himno dentro de la música ochentera. Su nombre, como ya es sabido, es una referencia al tercer lunes de enero que científicamente, es uno de los más depresivos de todo el año.
La melodía de esta canción tiene un beat que rememora un poco al italo disco de Donna Summer y Giorgio Moroder, pero también es una brecha entre la música disco de los 70 y la escena de la música electrónica de los 80 y un poco después, el techno. Ante esto, Bernard Sumner aseguró que ese “escape instrumental” de 20 minutos, más tarde tomó un mejor sentido hasta convertirse en la canción que conocemos hoy, que no es un interludio o encore para que New Order se tome un respiro antes de regresar al escenario, sino un himno que hasta la fecha, es el más representativo dentro de su carrera y que fue interpretado en uno de los programas británicos más reconocidos dentro de la historia de la música, Top of The Pops.
Comencemos a dar un poco de contexto, y es que Top of The Pops es un programa de la BBC que surgió a mediados de los 60 y desde entonces no ha parado. Por aquel tiempo, cada semana incluía en su programación presentaciones de algunos de los artistas más populares del momento, siendo Morrissey, Queen, New Order, David Bowie, Depeche Mode y muchos más, unas de las tantas bandas que desfilarían por ese lugar al punto de convertirlo en parte de la cultura popular británica.
A partir de esto, semanas después del lanzamiento de “Blue Monday” a principios de marzo de 1983 y con el gran impacto que tuvo dentro del mercado, TOTP, por sus siglas en inglés, tuvo como invitados un 31 de marzo a New Order para que precisamente tocaran este single.
La gente estaba muy emocionada, extasiada ante esta, su primera vez escuchando “Blue Monday” y, a diferencia de lo que conocemos ahora, sonaba muy distinto. Los beats eran más distorsionados, los efectos eran mayores al igual que los juegos con el sintetizador y la voz grave de Bernard Sumner, quien incluso cantaba de una manera un poco más apresurada la canción. Lo mismo ocurría con el bajo, que gracias a los pedales tenía un efecto mucho más post-punk para darle ese tono “oscuro” a la melodía.
New Order, que ya venía con la escuela de Joy Division, ahora le daba su propio toque de secuencias de sintetizador y teclados para finalizar una canción de casi cuatro minutos y sobre todo, para generar una gran expectativa a nivel mundial.
“Recuerdo haber estado extasiado por la tecnología más reciente que estaba comenzando a ser disponible. Era antes de las computadoras y yo construí una secuencia de un kit de electrónicos. Programamos todo usando un código binario con lectura digital. Era… complicado. Podíamos manejar un sintetizador a través de él, pero no podíamos anclarlo a nada. Steve trajo una máquina de batería, pero no podíamos hacer que el secuenciador se mezclara con la batería”, relató Bernard en entrevista con NME en 2012, y fue ahí cuando explicó cuán complejo fue crear esta canción, que más allá de aparecer por primera vez en televisión en Top of The Pops, si la escuchamos detenidamente, podrá tomar mucho más sentido a la hora de escucharla.
“Tomé el secuenciador y la máquina de batería y se los llevé a Martin Hannett (productor de New Order), y él diseñó un circuito que podía hacer que ambos se fusionaran. El día que escribimos la letra de la canción fue el día que trajimos el circuito con nosotros, lo anclamos y presionamos ‘Go’ en la máquina de batería, después el sintetizador comenzó a sonar y de alguna forma todo funcionó“, explicó Sumner en su momento.