¿Agradecimiento o queja? Desde hace algunos años, la mercadotecnia se ha encargado de poner con antelación los productos de acuerdo a la festividad de la época. Unos de ellos han sido las calaveritas, mismas que se dividen en dos: las de chocolate y ‘azúcar’. Ahora bien, éstas últimas, en su mayoría, sirven para adornar las ofrendas y regalar como detalle. Pero bueno, a todo esto, ¿de qué están hechas y cuál es su significado?

¿De dónde vienen?

Las raíces de las calaveritas de azúcar son más antiguas de lo que uno cree, pues de acuerdo a algunas versiones, los árabes llevaron el nombre y la técnica de los alfeñiques -una especie de caramelo formado de caña pura de azúcar y que es muy moldeable- a España. De allí pasó a México y se extendió rápidamente luego de que los españoles comenzaran a apropiarse de las tradiciones indígenas de honrar a los muertos pues, para ellos, éstas eran muy importantes. A partir de esto es que en México, comenzó a perfeccionarse la técnica en varias partes de la república como en Guanajuato, Morelos y el Estado de México, comenzaron a perfeccionar la técnica de la creación del alfeñique.

Ahora bien, en las tradiciones indígenas lo que se hacía, era colocar en los altares cráneos que provenían de sacrificios en honor a los dioses, y que eran ensartados por la parte media. Esto, hasta cierto punto, todavía en la actualidad es aplicado para las ofrendas, pues año con año se colocan altares decorados con la comida favorita de la persona que falleció y con algunos otros toques especiales como la calaverita de azúcar o de chocolate.

Y a todo esto, ¿de qué están hechas las calaveritas de azúcar?

¿Cómo se elaboran?

Si bien el alfeñique está hecho de caña de azúcar, actualmente a la receta original se le han agregado más ingredientes. Primero, a la azúcar caliente se le añade limón y se mezcla hasta que todo quede líquido, posteriormente se vacía en un molde de barro o madera en forma de cráneo. Una vez que está completamente seco, se le agrega color vegetal y con éste se pinta la calaverita.

Para los detalles, se decoran con betún hecho a base de clara de huevo, azúcar glas y colorantes, mientras que para los ojos se usa papel de estaño. En cuanto a los nombres que van en las calaveritas, existen dos versiones que dicen que una, es el nombre del difunto al que se quiere recordar y otra, de la persona que todavía vive y le regalas una pieza de ese ser querido.

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