El 19 de octubre la Caravana Migrante proveniente de Honduras pisó tierras mexicanas. El ingreso fue todo un acontecimiento, pues en la frontera de México-Guatemala el gobierno mexicano desplegó a cientos de policías federales para que impidieran el paso a quienes no contaran con su visa. Ante ello miles de personas y niños fueron atacados con gas lacrimógeno, uno de ellos fue Mario Castellanos, que con sólo 12 años de edad salió de su casa junto a la Caravana Migrante para poder llegar a los Estados Unidos y así tener la oportunidad de estudiar, trabajar y darle una mejor condición de vida a su familia. 

Mario Castellanos, el niño hondureño de 12 años que quiere llegar a Estados Unidos
Foto: Jorge Carballo/ Milenio

Mario salió de su hogar el pasado 13 de octubre desde San Pedro Sula, para intentar salir de la pobreza en la que vive su familia.“En Honduras uno sufre”, le dijo el pequeño a BBC Mundo. Castellanos también detalló que allá en país natal no iba a la escuela y a menudo salía al centro a vender chicles para poder llevar algo de dinero a su mamá y pudieran comer algo. Aunque grupos de pandilleros intentaron convencerlo de que se uniera a ellos para conseguir dinero, él prefirió unirse a la caravana sin el permiso de su madre. Hace siete días Mario salió de su casa diciendo que iba a al centro y ya no regresó.

Dilsia Murillo, de 36 años y madre de Mario Castellanos, contó al mismo medio la angustia que ha sufrido al ver a su pequeño emprender un viaje solo y sin que nadie cuide de él: “Usted bien sabe cómo se siente una madre sin su hijo, si yo no me quito de este mundo es porque el único que nos puede quitar es nuestro padre celestial”, dijo. Sin embargo, no fue una sorpresa del todo saber que su hijo se había unido a la caravana, ya que en días anteriores le había confesado su deseo de irse a los Estados Unidos porque allá se podía “hacer un billetal“.

La señora Dilsia se dedica al hogar y su esposo, el padre de Mario, trabaja como vigilante. Y si bien eso es algo, no es suficiente: “Yo le digo a Mario que cuando hay, hay que comer, y cuando no hay, hay que aguantar”, cuenta Dilsia a BBC. Ese fue el motivo principal por el cual el niño de 12 años se fue para buscar cruzar la frontera de Estados Unidos, igual que miles de hondureños y centroamericanos. Su mamá sólo espera que pueda llegar con bien a su destino: “Si el pudiera pasar sano, más bueno para uno, pero si no, que se venga para acá”, relata la señora.

Mario Castellanos fue visto por su mamá en las noticias gracias a que fue uno de los primeros migrantes que intentaron cruzar el puente migratorio y fueron atacados por policías mexicanos. Según su relato, un policía lo tomó por el cuello y lo tiró al suelo, lo que le dejó un golpe en el hombro y un raspón, eso sin mencionar que fue afectado por los gases lacrimógenos que lanzó la policía para evitar que los migrantes ingresaran al país.

Aunque el panorama se ve difícil, Mario se ha encontrado con la ayuda de la gente en el camino: “La gente es buena, me dan comida”, dice. “No empaqué nada. Me vine solo con la ropa que tenía puesta. En el viaje uso la ropa que la gente me va regalando. Yo me la voy poniendo y la voy botando, no puedo llevar mucha carga”. A pesar de que el niño extraña su hogar, está dispuesto a seguir en su travesía: “Caminar es muy duro pero mi misión es llegar”, dice el pequeño Mario. “Extraño mi casa pero hay que seguir adelante”.

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Redactora de música, entretenimiento y noticias. Llevo siete años en medios de comunicación y he tenido la oportunidad de conocer, entrevistar y escuchar en vivo a mis artistas favoritas.

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