Si te echas un clavado al perfil de Instagram de la modelo y actriz Emily Ratajkowski, descubrirás que de 10 fotos publicadas en su cuenta, 9 son para mostrar la sensualidad de su cuerpo y rostro. Actualmente, Ratajkowski tiene poco más de 19 millones de seguidores, más de mil 700 publicaciones y un promedio de un millón de likes por fotos (a veces más, a veces menos). ¿Y qué es lo que determina el número de likes en sus fotos? La respuesta es qué tan sexy luce en ella.

Ahora bien. Vivimos en una era digital donde nada se pierde y todo se mantiene en forma de píxeles, incluso las relaciones sociales, el amor y, por ende, la sexualidad. Con esto, también podemos afirmar que la intimidad, esa parte más secreta de la relación que uno mantiene consigo mismo y con alguien más, está a un paso de la extinción. Bien o mal, tendemos a pensar en la intimidad como el cuerpo desnudo de un hombre o una mujer sin considerar la parte anímica y la confidencia entre dos personas. Quizá todo esto suene cursi, pero en un mundo donde todo debe ser exhibido, ¿es realmente necesario llegar a tal punto? Y de ser así, ¿cuál es el principal objetivo de mostrarse en el momento más personal?

La respuesta dependerá de cada persona, y si el punto es escalar en redes sociales, entonces es un enorme sí. Un estudio realizado por psicólogos e investigadores, y el cual fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, lanzó la pregunta del millón que todos creíamos saber la respuesta, pero que al final no fue así: ¿por qué hay tantas fotografías e imágenes sexys de mujeres no sólo en redes sociales, sino en todos lados? Lo primero que se nos viene a la mente –sin necesidad de una etiqueta de feminista– es la sexualización del cuerpo y la identidad de la mujer.

La presentación del cuerpo femenino ha sido un tema de discusión desde hace muchos años sino es que décadas. Lo mismo para su análisis. El arte sacro, aquel que está destino a representar un momento religioso, está lleno de cuerpos desnudos tanto de hombres como mujeres. Basta alzar la cabeza en la Capilla Sixtina, para encontrar en un cuerpo desnudo el centro de la obra de Miguel Ángel, que es el sentido y las diversas formas de la humanidad misma. Y si nos vamos más atrás con los griegos, las cosas no eran muy distintas y el desnudo representó uno de los puntos máximos de la belleza y el poder que los dioses reflejaban. Ahora, las cosas son un poco distintas. Si bien el arte sigue utilizando el cuerpo desnudo de la mujer y el hombre para algunas obras, statements o performances, la globalización del mismo ha cambiado de rumbo y forma, sobre todo para las mujeres que muestran su cuerpo de forma consciente.

¿Por qué hay tantas selfies sexys de mujeres en redes sociales y (todos lados)?
Capilla Sixtina / National Geogrpahic

De acuerdo con el doctor Khandis Blake, un psicólogo social especializado en la evolución de la Universidad de Nueva Gales del Sur, las mujeres suelen subir fotos provocativas, sexuales y sexys a sus redes sociales como Instagram, para escalar en el estrato social derivado de las mismas. Es decir, no se encuentran reprimidas por una cultura basada en el patriarcado, sino compiten entre ellas mismas. En una entrevista con The Guardian, Blake reveló que después de analizar más de 68 mil selfies con el tag de “sexy” o “hot” en 113 países, descubrió que sí, se sexualiza la imagen de la mujer y se plantea como un objeto sexual, pero como consecuencia de la aguerrida competencia entre mujeres, no como víctimas de la cultura machista que nos orilla a traducir una fotografía sexy de una mujer como baja autoestima o desapoderamiento (por no decir desempoderar).

“Lo que encontramos es que las mujeres que suelen pasar más tiempo y destinar esfuerzos para postear selfies sexys en la red, suelen venir de lugares donde la desigualdad económica va en aumento y no en los lugares donde los hombres tienen más poder social y la desigualdad de género es mayor… Esa desigualdad es un gran indicador de que las selfies sexys son una forma de escalar a nivel social entre mujeres que buscan mejorar su economía en el ambiente actual. Bien o mal, actualmente verse sexy puede generar grandes retribuciones económicas, sociales y personales”.

¿El sexo vende? Al parecer, sí. Y esto ya lo sabíamos desde hace mucho sin necesidad de un estudio o consultar el número de visitas que una página de pornografía registra en un día. Pero también hay un punto a considerar revelado por esta misma investigación donde la desigualdad causa ansiedad y preocupación, y esta misma se refleja en el espejo –no siempre fiel– digital de la personalidad de las personas: las redes sociales.

Esta deducción nos lleva a otra pregunta. Si se trata de pura ansiedad y una forma de llegar más alto en varios niveles, ¿entonces se puede dejar de lado la idea de que esas mujeres no están empoderadas, sino desesperadas? La respuesta es totalmente debatible. Algunos usuarios respondieron al estudio como una forma sexista de llamar a las mujeres, quienes posiblemente lo hacen por diversión o atención. Algunos podrían asegurar que también se trata de aceptación; otros que es una forma de ascender en los estratos sociales; otra como una forma de ganar dinero cuyos casos de éxito se reflejan en algunos nombres de la industria del entretenimiento; y otros que es un proceso de adaptación a los elementos sociales actuales; es decir, de libertad.

La adaptación a un nivel social, no estrictamente un proceso evolutivo físico, pero sí mental, se puede describir como una forma de libertad y libre albedrío en que cada uno de los individuos, en este caso mujeres, deciden exponer su cuerpo e intimidad con un objetivo en mente.

Cada una de las posibles razones que se den, terminarán en una gran controversia. De eso no hay duda. Quizá no hay una razón específica y los millones de usuarios que están registrados en redes, lo hagan por una razón distinta. Sin embargo, lo que es innegable y de alguna manera independiente a las selfies sensuales publicadas en redes, es que la mujer en muchos casos sigue siendo víctima de la industria del sexo. El primer ejemplo es el denominado revenge porn (porno de venganza) o sextortion, el cual se define a partir de imágenes o videos íntimos de una persona son publicados sin su consentimiento para causar daño moral, extorsionar o chantajear a las víctimas.

Hay sitios en la red dedicados a publicar imágenes este tipo, y una gran parte del mercado está abanderada por las relaciones de pareja fallidas. Lo que nos lleva a los siguientes números: más del 80 por ciento del contenido del revenge porn, son mujeres. ¿Entonces?

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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