La felicidad viene en todas formas y tamaños. Dan Price la encontró en una casita que recuerda la vida sencilla y pintoresca de los Hobbits. ¿Se imaginan no preocuparse nunca más por su trabajo o por el dinero?
Lo que él llama “su casa de Hobbit” se encuentra en Joseph, Oregon (EEUU), y construirla le costó alrededor de 75 dólares. Su casa ni siquiera se parece a la de Bilbo Bolsón, pues como recordarán este personaje era rico, y su vivienda estaba llena de objetos y adornos extraordinarios (entre ellos, el Anillo Único). Su casa no solo es de Hobbit, es de Hobbit pobre.
Evidentemente, no tiene refrigerador, por lo que la base de su dieta son los cereales, aunque a veces bebe leche con un poco de agua. Tampoco tiene tuberías en su casita, por lo que tiene que acercarse al río al pie de la colina para lavar y bañarse. Ahorra lo más que puede, no porque quiera guardar dinero, sino simplemente porque no le gusta comprar. De manera que prefiere hacer las cosas por sí mismo, en lugar de consumirlas.
Por supuesto, tiene un trabajo. Este excéntrico personaje se esforzó por obtener el puesto de “conserje del cementerio”. Limpia las lápidas con singular paciencia y esmero y con ello gana unos 475 dólares al mes, lo que resulta más que suficiente para mantener su tren de vida.
Claro que su cotidianidad es muy exigente y requirió de un periodo muy intenso de aprendizaje. Vivir así requiere mucho trabajo y mucha estabilidad emocional, dos cosas que se muestran en sus Crónicas a la luz de la luna, una suerte de diario donde Dan guarda sus pensamientos y lleva un registro de las cosas que ha aprendido. Según sus propias palabras:
“Las únicas cosas que necesito son comida, ropa y un refugio”
¿Tú qué opinas? ¿No quisieras a veces olvidarte de tus problemas y llevar una vida sencilla plena de felicidad?
*Vía Ebaum’s World