La confirmación de que sí hubo quema de cuerpos en el basurero de Cocula (sólo 17); la insistencia en la “verdad histórica” por parte del ex procurador, Murillo Karam; la imposibilidad de los especialistas de la Universidad de Innsbruck para determinar la identidad de los restos analizados y el rechazo de las autoridades a permitir que el grupo de especialistas internacionales continúe trabajando en el caso… con todo ese entorno se da a conocer esta llamada.

A través de Facebook se difundió una llamada supuestamente realizada entre el abogado de los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, Vidulfo Rosales, y su esposa. Nada fuera de lo común en primero instancia: Rosales negándose a ir de compras a los lugares que, por trabajos con el grupo de padres, visita. Después de todo el tiene que poner el ejemplo a la demás gente del movimiento.

Sin embargo, después el abogado se descose en reclamos sobre la conducta que han adoptado sus representados: por ejemplo, la caballerosidad que los hombres no tienen con las mujeres, “medios ojetes (…) pinches indios piojosos”, califica.

Además, comenta a la mujer la falta de cooperación que los padres muestran a las diversas actividades que se tienen que hacer, como la descarga de ayuda que se les da: “ahí están, sentados los padres, nomás se quedan viendo (…) y ni siquiera quieren ir a bajar sus cosas. No mames, se pasan ya de gaver, también (…) Ya se acostumbraron a que todo el mundo les apapache”.

En respuesta a la difusión del audio, sin negar que la voz que se escucha es la suya, el abogado de los padres de los 43 señaló que nunca realizó “una llamada en esos términos. Se están fabricando muchas llamadas en contra de un servidor. No sé cuál sea el objetivo. Hay un ente detrás de estos videos, de todas estas llamadas, con la capacidad institucional, con la capacidad financiera, como para poder hacer todo este tipo de intercepciones telefónicas. Desde nuestro punto de vista es el Estado”.

Negó referirse a sus compañeros de forma despectiva, “yo provengo de una comunidad indígena. Varios de los padres de familia son paisanos míos”. Para Rosales, ésta es una forma de intentar desviar la atención “de lo realmente importante”.

¿Esa no es su voz?, pregunta el periodista Alejandro Cacho. “Yo nunca hice una llamada en esos términos. no voy a entrar en esos detalles (…) Yo desconozco esa llamada. Es o no es mi voz, hoy en día existe la tecnología y los elementos para montar voces (…) Con los padres de familia tengo una buena relación”.

Sobre la otra conversación, en la que se habla de dinero enviado a los padres de los desaparecidos de Ayotzinapa (cortesía de Guerreros Unidos) y que no habría sido entregado, lo cual acarreó amenazas contra uno de los padres, Rosales no ahondó. Sin señalar a un culpable directo de los hechos ocurridos en septiembre de 2014, Rosales dijo que hay elementos para implicar a autoridades de diferentes niveles, sin que con ello se descarte la participación de organizaciones criminales, como Guerreros Unidos.

*Vía Noticias MVS

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