The Crown es una de las series más gustadas de Netflix. Durante dos temporadas, esta producción nos ha mostrado la vida de la reina Isabel II, cómo es que recorrió un largo camino para llegar ahí y finalmente, las peripecias que ha sufrido el gobierno británico. Desde la realeza hasta el parlamento. Sin embargo, desde 2017 esta serie de televisión ha hecho una pausa pues, para su tercera entrega, ha decidido seleccionar cuidadosa y cautelosamente a sus personajes. Uno de ellos es la princesa Diana.
Después de que los fans suplicaran que hubiera una nueva princesa Diana o mejor dicho, que The Crown mostrara el momento en que la princesa y el príncipe Carlos se conocen, finalmente hay una Lady Di que correrá a cargo de la actriz Emma Corrin.
De acuerdo a su perfil en IMDB, Emma tiene poco historial como actriz, pero no menos importante. En él vemos que formó parte del drama histórico Misbehaviour, pero también en la serie Grantchester y en el cortometraje Alex’s Dream.
“Emma es un talento brillante que inmediatamente nos cautivó cuando audicionó para el papel de Diana Spencer. Tiene esa inocencia y belleza de Diana cuando era joven y también tiene, en abundancia, la complexión y rasgos para interpretar a una mujer extraordinaria que pasó de ser una adolescente anónima a la mujer más icónica de su generación”, explicó Peter Morgan, la mente detrás de The Crown, a Variety.
Hasta ahora no se sabe si la princesa Diana aparecerá al final de la tercera temporada de The Crown, sin embargo, Emma Corrin dejó entrever que Lady Di no aparecerá sino hasta la cuarta entrega: “Estoy más que emocionada y honrada de unirme a The Crown para su cuarta temporada. Me hice fan del programa desde el primer episodio y pensar que ahora me uno a esta familia increíblemente talentosa es irreal. La princesa Diana fue un ícono y su efecto en el mundo continúa siendo profundo e inspirador. Que me hayan dado la oportunidad de explorarla a través de la escritura de Peter Morgan es una oportunidad excepcional, y haré todo lo posible por hacerle justicia”.
Lady Di es un personaje mítico de la realeza británica. Durante años, la madre del príncipe William y Harry ha sido objeto de teorías conspirativas, pero también la muestra de la infelicidad. Como es sabido, su matrimonio con el príncipe Carlos estuvo arreglado. Él estaba enamorado de Camila Parker, su novia de juventud y quien por no tener el rango necesario para ser princesa, fue “desechada”. Así que cuando Carlos se casó con Diana Spencer, cuyo padre era un conde, seguía enamorado de Camila.
Con una diferencia de 13 años entre sí, Carlos y Diana vivieron unos de los matrimonios más polémicos de la monarquía. Ellos se casaron un 29 de julio de 1981, pero para el final de esta década, la pareja se distanció. No obstante, el amor por sus hijos no disminuyó en ningún momento, especialmente de parte de la princesa Diana, quien les inculcó valores humanitarios e hizo actividades atípicas de la realeza.
En 1995, Diana ofreció una entrevista a la BBC en la cual admitió que sufría de bulimia por la presión de ser una princesa pero también por el constante escrutinio de la prensa y sobre todo, de los paparazzi. También habló del poco apoyo de la familia real británica y de las infidelidades tanto de ella como del príncipe Carlos, quien era sabido, sostenía un romance con Camila Parker — a quien finalmente desposaría 2005—.
El 28 de agosto de 1996, la princesa Diana se divorció oficialmente del príncipe Carlos y se convirtió en la única princesa no real en la historia de Reino Unido. Por ende, no pudo continuar viviendo en el Palacio de Kensington. Sin embargo, lo que nadie se imaginaría es que el 31 de agosto de 1997, moriría en un accidente automovilístico en el interior del Túnel de l’Alma, a las orillas del río Sena en París, Francia, donde viajaba con su pareja, Dodi Al-Fayed.
En su momento, muchos aseguraron que la reina Isabel II la había mandado matar, pues no aprobaba que Lady Di tuviera una relación con un árabe. También se tenía la teoría de que a Isabel no le gustaba que Diana fuera más querida que ella y sobre todo, que no siguiera las reglas de etiqueta de la realeza británica.