El internet es un espacio anónimo a pesar de ser público algunos datos privados y determinantes como tu nombre, edad e incluso domicilio. La separación entre espacio y tiempo que nos ofrecen las herramientas digitales, le otorgan a los usuarios la cualidad de ser anónimos, y con esto, la posibilidad de crear un personaje que no se relaciona con sus principios y valores. ¿La razón? El poder del anonimato, precisamente.

A través de redes sociales, hemos sido testigos de este “fenómeno”. Un usuario, quien sea, publica su punto de vista sobre alguna situación, y recibe un sinfín de comentarios ofensivos que hacen referencia a su ideología y costumbres, pero sobre todo la apariencia física, raza y clase social y/o económica. Este tipo de mensajes de odio son publicados por otros usuarios que tienen la posibilidad de permanecer anónimos y sin establecer contacto físico.

Ahora bien. Quizá nos hemos acostumbrado a ver esta clase de mensajes en nuestros perfiles o el de las personas populares que seguimos (ya sea celebridades o los llamados influencers); sin embargo, es algo más grave de lo que parece, pues esa costumbre es un indicio de actitudes intolerantes que derivan, en algunos casos, en ataques directos no hecho de forma digital, sino física, ocasionando un daño mucho mayor del que aparentemente es. Por ejemplo, el cyberbullying o ciberacoso. En México, de acuerdo con datos del INEGI de 2015, 24.5 por ciento de usuarios de 12 años o más, han sido víctimas de ataques a través de redes y plataformas digitales (vía La Jornada).

Entonces, ante la nula posibilidad de detectar a los usuarios que se dedican a publicar insultos y comentarios ofensivos, ¿qué es lo que podemos hacer? Un hombre llamado Abdul Dremali, usuario activo en Twitter, descubrió no la fórmula secreta para terminar con el odio y la intolerancia en la era digital, pero sí una forma de “calmar” a esos usuarios: si te insultan u ofenden, responde con amor…

Dremali, con más de cien mil seguidores, es una “víctima” constante de ataques racistas y de odio a través de su cuenta de Twitter. Un día, un tal Michael le escribió: “Cierra el maldito hocico. Regresa de donde vengas, maldito maricón”. De este modo, Dremali en lugar de ponerse a la defensiva como siempre lo hace, respondió con un piropo: “Te ves muy bien en tu foto de perfil. ¿Qué usas para blanquear tus dientes? Y así, inició una extraña pero amable conversación con Michael que terminó en una disculpa. “Perdón por haber sido grosero, amigo. Ten una linda noche”.

Este “experimento” ha sido puesto en práctica en varias ocasiones por Abdul Dremali y en todas ha dado los mismos resultados o al menos similares: el odio de los usuarios disminuye y termina en un trato cordial. Dreamli ha publicado diversa conversaciones con usuarios que han sido intolerantes y todas comienzan con un mensaje en el que le piden se vaya “a su país” y los deje paz, haciendo referencia a su apariencia y nombre musulmán. Sin embargo, con sus respuestas positivas, este hombre ha recibido mensajes amables que terminan, incluso, en compartir la rutina de gimnasio.

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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