Desde acoso hasta abuso sexual, Harvey Weinstein se convirtió en una de las figuras más despreciables en la meca del cine norteamericano y no es para menos; pero incluso antes de que se dieran a conocer todas estas acusaciones, el productor ya tenía una reputación que no a todos encantaba.

En el año de 1997, Weinstein lideraba la compañía productora, Miramax Films y ya era un nombre importante en la industria del cine; sin embargo, tenía la fama de re-editar las películas en la forma que él creía conveniente, para el descontento de muchos directores, quienes veían arruinada su visión artística.

En ese mismo año, Disney, dueña de Miramax, adquirió los derechos de una película japonesa que comenzaba a tener gran recibimiento por la crítica: Princess Mononoke, dirigida por Hayao Miyazaki bajo su famosísimo Studio Ghibli.

De acuerdo con una entrevista que Miyazaki dio a The Guardian que recientemente volvió a salir a la luz, ante la fama de editar las películas, el Studio Ghibli le mandó a Weinstein un mensaje muy claro de como se sentían al respecto: una katana con las palabras “Sin cortes”.

“Lo hizo mi productor. Aunque yo viajé a Nueva York para conocer a este hombre, este Harvey Weinstein, y fui bombardeado con este ataque incesante, sus demandas por cortes. Lo derroté“, dijo contento el creador de Totoro. 

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