Donald Trump es un hombre que cree dominar al mundo. No sólo a Estados Unidos con una insistencia molesta y patética bajo su título de presidente de esa nación, sino todos los aspectos que componen nuestro entorno mayormente digital. Es decir, el hombre cree que comprende bien cómo funcionan los procesos en redes sociales y cree también tener la clave de la empatía entre usuarios millennials y centennials (o así les dicen).

Pero la realidad es otra. Desde que asumió el cargo de líder de Estados Unidos, y por tanto de policía del mundo, ha cometido error tras error que ni él ni su equipo de comunicación logran comprender a corto y largo plazo. La última “me vale lo que digan y suceda” de Trump, la aplicó este día con el anuncio de las sanciones a Irán. Trump y el secretario de Estado del país, Mike Pompeo, anunciaron que a partir del 5 de noviembre, volverán a aplicarse las sanciones en contra del país asiático en cuestiones nucleares, sectores de energía, transporte y economía.

Como el mismo secretario lo explicó, estas imposiciones afectarán varios aspectos centrales de Irán, sobre todo su economía. ¿Cuál es el objetivo de todo esto? “Estimular los cambios que buscamos por parte del régimen… y serán las mayores sanciones que se han impuesto a Irán”, y de paso, recordarle a todos los allegados y países “vulnerables”, que Trump y cualquier otro con poder de primer mundo, puede hacer lo que quiere… con sus excepciones. Sin embargo, el punto que nos trajo aquí no es el análisis de las consecuencias económicas a Irán o el porqué de esta decisión, sino la “simple” forma en que el mandatario decidió dar a conocer su imposición.

A través de su cuenta de Twitter, porque Trump es un ávido usuario de esta red social hasta para hablar de las infidelidades de Kristen Stewart, el presidente publicó una imagen en la que él es protagonista con el mensaje de “Sanctions Are Coming”, haciendo referencia directa a una de las frases más populares de la serie Game of Thrones de HBO; e incluso, el diseño es el mismo que el que se utiliza en la serie.

Se puede interpretar de mil formas, pero al final, todo nos lleva a la misma conclusión que ya ha sido puntualizada en esa misma red social: Trump es un idiota, no tiene ideas propias, cree que es gracioso y cree que aplicar sanciones a países vulnerables es una estrategia de publicidad o marketing más que algo con un impacto político para millones de personas de Irán y su propio país. Parte e la producción de Game of Thrones ya reaccionó ante este “plagio” de muy mal gusto. Las actrices Sophie Turner y Maisie Williams escribieron: “Ew” y “Hoy no” mientras la cuenta oficial de la serie puso “¿Cómo se dice uso indebido de marca en Dothraki? y el mensaje “No estábamos enterados de este mensaje y preferimos que nuestra marca no sea malversada para fines políticos”.

No es la primera vez que los miembros de Game of Thrones rechazan a Trump en cualquier forma. El mismo autor, George R. R. Martin, dijo en entrevista con la revista Esquire que Trump le recordaba a uno de los personajes más despreciables y desagradables de la historia: “Creo que Joffrey es ahora el rey de América. Y él ha crecido tan petulante e irracional como cuando tenía 13 años en los libros”. Kit Harington no se quedó atrás y dijo: “Creo en lo que dicen los expertos… señor Trump. No podría decirle ‘presidente’, por eso le digo ‘señor’. Creo que este hombre como representante de su país es una estafa”.

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