Si estamos aquí hablando de Gemini Man (Proyecto Géminis), no es por la presencia de Will Smith, sino por Ang Lee. Pero es precisamente esto lo que nos lleva al fondo de lo que realmente representa la “mala cara” de Hollywood como una industria; es decir, cuando se hacen películas con historias conocidas y actores internacionales sin un valor que vaya más allá de la tecnología. 

Para resumir, Gemini Man es una película de acción que la pudo haber filmado cualquier otro director de cine con o sin un Oscar. El “problema” es que Ang Lee es un reconocido cineasta que se ha llevado dos premios de la Academia como Mejor Director, y uno por Mejor Película Extranjera. Los primeros fueron por Brokeback Mountain y Life of Pi, y el otro por El tigre y el dragón

Ang Lee está de vuelta con el tráiler de ‘Gemini Man’ junto a Will Smith

Si hacemos memoria, El tigre y el dragón es una película con una estética tan perfecta, que el desarrollo de los personajes se cuenta en sus formas visuales, en el movimiento, en las bellas coreografías de peleas a muerte que representan, al final, lo contrario. Muy poético. 

En cuanto a Brokeback Mountain, Lee llegó a la meca del cine en 2004 con una historia que nadie quiso contar, y con dos actores que despegaron sus carreras contrario a la idea. Dos vaqueros se descubren enamorados en la soledad y el aislamiento. Una película, por decir poco, que presenta las fortalezas de la humanidad en las debilidades culturales y convenciones sociales. Y ese es el Ang Lee que esperamos ver en cada una de sus películas, y que ha fallado en algunas cintas, pero más en Gemini Man

La cinta nos presenta a Henry Brogan, el asesino más letal del gobierno de Estados Unidos capaz de realizar hazañas impresionantes como disparar a un blanco en movimiento (en un tren para ser más específicos). Sin embargo, tantas muertes han quebrado un poco de su alma, por lo que decide retirarse: adiós al perfecto asesino, aquel que lo ha sacrificado todo. 

En la tranquilidad, Henry se entera que su último objetivo, la última persona que asesinó, no era el terrorista que decían… “¿Cuántas veces ha ocurrido esto?”, se pregunta Henry en la desesperación, la cual termina cuando él mismo se convierte en un objetivo. 

Gemini Man presenta la premisa de su historia en el personaje de Junior, un joven de 23 años que es idéntico a Henry y quien, sorpresivamente, tiene las mismas habilidades de combate que él, las cuales usa en su contra para asesinarlo. Resulta que este sujeto es su clon, el resultado de un programa secreto llamado “Gemini” y encabezado por un tal Clay Verris, sociópata que busca hacer un ejército de Henrys Brogans para, casi casi, dominar al mundo (o hacerlo un lugar mejor, dice). 

Will Smith más joven en ‘Gemini Man’ de Ang Lee.

No hay mucha novedad en la historia, la cual se asemeja a Looper de Rian Johnson (quien no tiene ningún Oscar, ni siquiera nominación) donde un asesino viaja en el tiempo para eliminarse a sí mismo. Está de más decir que la narrativa de Looper es mucho más interesante que la de Gemini Man por una simple razón: humanidad. 

En la cinta de Johnson de 2012, hay algo más que la ciencia ficción y el significa de Bruce Willis (un mismo efectos en sus cintas). Hay una conversación mucho más grave sobre moralidad y experiencia. Acá es distinto. 

Junior, el clon, fue creado en la década de los 90 y entrenado desde niño para convertirse en un arma. Criado entre lujos, no tiene un “pasado infeliz”, sólo la idea (como si no fuera grave) de que fue abandonado por sus padres. Sin embargo, Junior no sabe ser feliz porque algo dentro de sí mismo, le dice que no es él. 

Es un recurso poderoso, un argumento que se ha explorado sobre nuestra identidad individual y como ser humano. Pero en Gemini Man es algo sumamente plano, nada interesante y hasta aburrido. Will Smith no es el problema, hasta interviene como un buen elemento, sobre todo en su versión “adulta” al ser un hombre extremadamente solitario, pero consciente de las implicaciones anímicas en las que desarrolló su trabajo. Fuera de eso, Ang Lee deja de lado las búsquedas de humanidad de gran parte de su filmografía, quedándose en un intento que no logra llegar a ningún punto. 

Del otro lado se encuentra lo más destacado de Gemini Man. Las “bondades” de la tecnología se explotan al máximo a través de Ang Lee, quien “rejuveneció” a Will Smith casi 30 años. Y rejuvenecer es un decir porque, en realidad, utilizó viejo material de Smith y lo “aplicó” en el rostro del actor de 51 años. Las secuencias que se realizan en la noche, son perfectas para esta clase de efectos, y vaya que hay muchas en esta cinta, la cual también cuenta con grandes secuencias de acción en algunas partes del mundo como Budapest y Cartagena. 

Junto a Smith aparece un elenco más entrañable que suaviza la rigidez con la que Lee aborda un tema importante. Primero está Mary Elizabeth Winstead, quien da vida a Danny Zakarweski, una agente que lo acompaña en todo momento para llegar a la verdad del asunto. Clive. Benedict Wong como Barton, es quizá el personaje con el que se crea más empatía: un hombre también solitario que se familiariza más con las reacciones humanas. Y por último, Clive Owen como el malvado Clay Verris, quien se esfuerza demasiado por parecer un personaje maligno que no le corresponde. 

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