Las cintas hollywoodenses pueden llegar a ser una gran influencia en nuestra vida, muchos aprendieron  como entrenar a su dragón, otros  cómo perder a un hombre en 10 días y algunos más cómo salvar una vida.  Es el caso de un par de repartidores de cerveza en Minnesota que utilizaron la escena de  Denzel Washington para salvar a un hombre de la muerte.

Jason Gaebel y Kwame Anderson, viajaban en su camión repartidor como todos los días, un nuevo cliente, los llevó conducir enfrente del puente de San Paul, cuando se toparon con un hombre que estaba a punto de quitarse la vida. El hombre había cruzado la reja de seguridad y estaba a punto de lanzarse al vacío.

Rápidamente el camión se detuvo, Gaebel, comenzó a hablar con el hombre con la esperanza de hacerlo  recapacitar  y que volviera a la zona segura. “Hermano, ¿estás bien?”, le gritó Gaebel por la ventana, mientras Anderson filmaba en su teléfono. “Ven de este lado, hermano”.  El hombre en la orilla del puente, sujetándose de las rejas, respondió: “Me quiero morir”

La reacción de los distribuidores de cerveza era impactante. “¡No, no,no!”, gritó Gaebel, mientras que Anderson detuvo la grabación para llamar al 911. Pero para cuando llegaran los servicios de emergencia, tal vez sería demasiado tarde. Tenían que pensar en algo.

Jóvenes usan escena de Denzel Washington para salvar a un suicida

Anderson recordó la escena de la película “El plan perfecto” (Inside man) de 2006, en la que Denzel Washington en su papel de negociador, cabildea con unos asaltantes de banco que tienen a los cuentahabientes como rehenes. En el filme, la prioridad de Washington era mantener la calma para afrontar la crisis y platicar con los delincuentes para hacer tiempo.

“Voy a mantener a este hombre entretenido de alguna manera porque si espero a la policía, las cosas empeorarán”, pensó Anderson según relató a la cadena KMSP.

Entonces, durante la siguiente media hora los repartidores de cerveza entablaron una conversación con el hombre suicida. Le preguntaron sobre su vida, su familia, sobre dónde había crecido y si tenía hijos.

– Chicago es duro…

– Crecí en el Lado Este de St. Paul, justo como tú – le contestó Anderson.

Una vez que se habían ganado su confianza, a Anderson se le ocurrió una idea brillante. “¿Quieres tomar algo conmigo?… ¿Sí? ¿Unas cervezas?”, preguntó Anderson.  En ese momento el cargamento del camión, era su mejor arma de persuasión. El hombre suicida, se limitó a responder con un ‘quizá’.

Anderson fue hasta la parte trasera del camión y tomó un pack de 12 cervezas de Coors Light. Caminó hasta el costado del puente, abrió la caja y le dijo al hombre que si pasaba de este lado, las latas serían todas suyas. Aceptó. Cuando finalmente cruzó a salvo, los oficiales lo trasladaron a un hospital para que lo revisaran y lo atendieran.

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