Normalmente cuando una historia se desarrolla a partir de otra que fue muy exitosa, es difícil que logre superarla o bien, plantear una nueva temática. Con Jurassic World, desde 2015, se pensó que era “una cinta más” de Steven Spielberg, sin embargo fue todo lo contrario, pues aunque continuaba con esa historia de ese mundo que Spielberg creó décadas atrás, fue el inicio de algo nuevo, de una nueva historia que finalmente toma forma en Jurassic World: Fallen Kingdom. 

Tal como lo vimos, desde que se lanzaron los tráilers promocionales, efectivamente la isla Nublar iba a ser el lugar donde viéramos a los dinosaurios pasearse y poner en jaque a los protagonistas. Sin embargo, en el corte final para promocionar la cinta, hay una parte en la que sale un dinosaurio completamente nuevo, que es un híbrido de un híbrido, el Indoraptor, una mezcla entre el Indominus (un híbrido) y el velociraptor. Él, más allá de hacer desastres, de enfrentarse con el temible T-Rex u otra cosa por el estilo, aparece en una habitación de una niña y la acecha. 

Dicha toma más allá de ser de acción, en realidad se trata de algo más complejo, de una escena de una película de terror, del reflejo de todas las pesadillas que siempre tuvimos, pero que jamás pensamos que tomarían forma. 

Con todo esto y sin arruinar la trama de la cinta, podemos decir que J.A Bayona, el cineasta español y la mente detrás de esta nueva entrega, con un historial que va desde la fantasía en Un Monstruo Viene a Verme (2016) hasta el terror de El Orfanato (2007), maneja ambos géneros y sus respectivos elementos a la perfección. Juega con ellos y los plasma dentro de la ciencia ficción para plantear un nuevo argumento: ¿qué pasa cuando la isla Nublar queda en segundo término y los dinosaurios llegan a la ciudad?

Las actuaciones son, como lo hemos visto, de muy buena calidad. En ningún momento te aburrirás pues el plus de este tipo de películas es que te mantienen picado todo el tiempo. Te hacen esperar. El guión por otra parte digamos que no está muy bien desarrollado, ya que al final te quedas con muchas incógnitas pero, a pesar de eso, las revelaciones que se hacen, la comicidad, la ironía y el cariño que le llegas a tomar tanto a ciertos dinosaurios como a los personajes resultará innegable. Para aquellos que busquen de acción la tendrán. Aquellos que quieran diversión también la tendrán. Romance, no, no habrá, pero sí habrá una versión de estas cintas mucho más consciente, casi como la primera de Jurassic Park, sobre los animales. 

Con lo anterior no nos referimos a cómo es que surgieron, cuál será su futuro o lo amenazante que puede llegar a ser una especie desconocida para nosotros, sino el maltrato animal. Al final, si lo piensas bien, Jurassic Park —cualquiera de las tres cintas— y Jurassic World —ambas películas— manejan el hecho de cómo los humanos, para su propia diversión, crean de la nada unos reptiles que existieron miles de millones atrás. Los crean, los utilizan y explotan a su conveniencia. ¿Lo habías pensado? Posiblemente no, pero con Fallen Kingdom te quedará más claro que nunca y al mismo tiempo sentirás que si bien no fue una cinta que se sale de todo lo que ya has visto antes, tal vez esa idea egoísta del ser humano puede tener consecuencias catastróficas. Y no hablamos de que se acabe el mundo, sino de la vulnerabilidad del humano ante sus propias decisiones pero sobre todo, a sus acciones.

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