Noruega es un país que tiene más de mil fiordos, que son entradas de mar formadas por la inundación de un valle excavado o parcialmente tallado por acción de glaciares. Generalmente se encuentran tierra adentro y forman acantilados que brindan vistas majestuosas.
Esta belleza ha provocado que alrededor de los fiordos se fueran establecido varios asentamientos humanos. Sin embargo a menudo las montañas que los rodean son inestables y suelen expandirse, fracturarse o moverse, provocando que rocas de gran tamaño caigan al mar, generando tsunamis con capacidad suficiente para arrasar con poblaciones enteras.
En 1905 una avalancha provocó un tsunami que sepultó Geiranger. Para 1934 un deslizamiento de dos millones de metros cúbicos de roca generó un tsunami en el Fiordo de Tafjord, matando 47 personas. Estos hechos aún son considerados como unos de los mayores desastres naturales que se han presentado en Noruega.
Esta tragedia y el riesgo latente de que algo similar vuelva a repetirse es la que dio pie a La Última Ola (Bølgen), cinta noruega del director Roar Uthaug que ha recibido críticas positivas y que ha tenido una buena recepción en las taquillas de todo el mundo.
La historia se ubica en Geiranger, un poblado noruego rodeado de montañas inestables. Por ello, el experimentado geólogo Kristian (Kristoffer Joner) y un grupo de profesionales por años ha monitoreado el subsuelo de los fiordos cercanos en busca de algún movimiento fuera de lo común. Un día recibe una oferta de trabajo en una región petrolera del país y se dispone a mudarse con su familia, integrada por sus dos hijos (un adolescente y una niña pequeña) y su esposa (Ane Dahl Torp), que trabaja como recepcionista en un hotel junto al mar.
Cuando se acerca la mudanza Geiranger descubre un extraño patrón de movimiento en las montañas que lo hacen preocuparse y alertar a sus ex compañeros de trabajo, quienes al principio no lo toman en serio. Ya podrán imaginarse el resto…
Si leyeron con atención los párrafos anteriores seguramente detectaron varios clichés característicos de este tipo historias. Aún así esta cinta tiene claras diferencias con respecto al cine de desastres naturales al que estamos acostumbrados. Por supuesto al ser una producción europea La última ola no cuenta con los presupuestos de la industria de Hollywood, y por lo tanto, el primer reto consiste en buscar cómo explotar los recursos disponibles de manera eficiente, generando un balance entre las necesidades de la historia y el bolsillo.
La última ola sale bien librada en este rubro, pues basa su fuerza en contar de forma sólida una historia y no en deslumbrar al espectador con efectos especiales. En lugar de mostrarnos minutos y más minutos de destrucción sin sentido, mejor se centran en un par de instantes visualmente impactantes que no le piden nada al cine gringo; el resto del tiempo Uthaug prefiere explotar todo el drama humano que trae un acontecimiento así.
Incluso es elaborada de un modo más artesanal, dejando de lado el uso desmedido de la pantalla verde para mejor filmar en soberbios escenarios naturales, apoyándose con el uso de maquetas.
Cosas positivas
- La manufactura es buena.
- Las actuaciones cumplen y son convincentes.
- La acción va en aumento y hacia el final hay un par de escenas llenas de tensión. No es difícil inmiscuirnos por completo en la trama.
Cosas no tan buenas
- A ratos es predecible.
- El arranque es lento y la primera media hora puede ser un poco pesada pues da la impresión de que no pasa gran cosa.
- La versión que se proyectará en México fue doblada del noruego al inglés, y aunque está subtitulada al español, por momentos el audio puede no coincidir plenamente con los gestos o los labios de los actores, lo que puede ser un distractor.
La última ola no es la mejor película de desastres naturales de la historia, pero sí es una ventana hacia el alcance que puede tener el cine escandinavo y nos muestra cómo se abordan las cintas de destrucción bajo una visión europea. Estamos pues, ante una buena opción para aquellos que quieren pasarse un buen rato en el cine:
Por @gabrielrevelo