En un mundo en el que la posverdad es capaz de llevar a embusteros al poder, la lectura –como ejercicio crítico– es de vital importancia. Así abrió el rector de la UNAM, Enrique Graue, la edición número 38 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
¿Qué, no leemos? Tristemente, los estudios indican que son muchos los mexicanos que no agarran un libro ni siquiera para echarse aire:
“Uno de cada cinco mexicanos no había leído un solo libro, revista, periódico, historieta o materiales de diversa índole. Esa cifra es escandalosa, pero aumenta si se analiza por nivel de estudios: más de dos tercios de la población que había cursado primaria no había leído nada en el último año.”
Mientras que “El Bronco” pide a los ciudadanos ya no leer periódicos porque “nada más critican”, el rector de la máxima casa de estudios resalta esta cualidad del medio impreso. Obviamente no para aceptar todo lo que en ellos se dice, sino para aplicar lo leído en la vida cotidiana: formarse una opinión.
“Nuestro país está urgido de que los mexicanos lean, que apliquen lo leído y tengan una opinión informada y universal del mundo que nos rodea”.
Las palabras de Graue no fueron de a gratis, sino que partieron de hechos recientemente ocurridos: el Brexit y la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. En estos eventos, no importaron los hechos objetivos o la realidad palmaria, sino que se apeló a los sentimientos personales, para decir lo que gente quería escuchar. La repetición de esas “verdades”, las convirtió en “verdad-verdad”, señaló el rector. Es decir, en lugar de ejercer la crítica, se dio cabida a la posverdad.
“La posverdad es un evento deliberado para tergiversar la realidad que, indudablemente, es propiedad de los embusteros (…) fue incorporada en los diccionarios en 2016 como la palabra más representativa del año (…) que llevó a la presidencia al plutócrata que tenemos en la Casa Blanca. ¿Por qué nos pasó esto? porque el mundo ha caído en los criterios demagógicos de la posverdad”.
Y si así les fue en Estados Unidos, un país en el que en promedio se los habitantes leen 12 libros por año, cómo nos irá a nosotros, que en promedio sólo nos echamos 2.96 libros por año.